domingo, 5 de abril de 2015

LA PASCUA SIGNIFICA "PASO": CON EL PASO DE LA MUERTE A LA VIDA, JESÚS ¡VENCIÓ LA MUERTE!.



Queridos amigos y lectores:



¡Ha llegado la Pascua! ¡Cristo ha resucitado! ¡Aleluya, aleluya!


Siempre que se escuchan o se leen reflexiones acerca del Misterio insondable de Cristo en la Cruz, de un Dios juzgado por los hombres, torturado, denigrado y muerto por amor a los seres humanos, incluidos sus asesinos, se destacan muchos significados:
  • Que nuestros pecados fueron la causa de sus padecimientos
  • Que morir por la persona amada es la máxima prueba de amor
  • Que morir por los enemigos es inconcebible, pero posible en un cristiano
  • Que nosotros debemos  saber perdonar, como Él perdonó a sus asesinos 
  • Que nuestros sufrimientos del día a día, son nuestra propia cruz
  • Que Cristo sigue sufriendo en los que sufren hoy el hambre, las injusticias
  • y otras consideraciones también muy profundas.


Pero en esta Semana Santa me vino una idea, nada original aunque muy ilustrativa, que la escribí en mi blog y en Facebook el Viernes Santo, comenzando con estas palabras: 



"En este día tremendo del Viernes Santo",
y fui explicando por qué dije tremendo.

En una de las explicaciones puse lo siguiente, que copio aquí también, como otra reflexión más mirando la Cruz de Cristo muerto en ella. Escribí esto:


  • "Y es también tremendo, porque el mismo se sigue repitiendo a diario en las carnes sufrientes de millones de hermanos nuestros que agonizan padeciendo horrores, no solo por el hambre y las enfermedades, sino por las persecuciones, torturas, martirios, y asesinatos espantosos, causados por verdugos implacables, seres carentes ya de todo atisbo de sensibilidad".
Y luego me sorprendí con dos expresiones dichas por el Papa Francisco, que las añado también a esta letanía de consideraciones sobre el Mártir del Gólgota:

  • "En Ti, divino amor -dijo el Papa-, vemos aún hoy a nuestros hermanos perseguidos, decapitados y crucificados por su fe en Ti, ante nuestros ojos o con frecuencia con nuestro silencio cómplice".
Y otra donde expresó un pensamiento completamente original para mí:
  • "Cristo en la Cruz -dijo el Papa-, sufrió y padeció por todos. Eso significa que lo hizo por cada uno de nosotros: por tí... por tí... por ti... por mi, por cada uno, CON NOMBRE Y APELLIDO.
Pero la reflexión que siempre me ha impactado más sobre el Crucificado, es la siguiente:
  • Que Cristo, en la Cruz, venció la Muerte y, mediante esa victoria, todos nosotros estamos destinados a la resurrección, y a la vida eterna en el Cielo. 
Nos lo recuerda San Pablo:

"Cristo ha resucitado de entre los muertos, como primicia de los que mueren. Entonces se cumplirá lo que está escrito:
La muerte ha sido devorada en la victoria. ¿Dónde está, oh muerte, tu victoria? (1a. Corintios 15,  20 - 54-55).
El Papa Francisco, al concluir el Via Crucis del Viernes Santo de 2015, leyó una oración compuesta por él, la cual pueden leerla aquí y copiarla:

La conmovedora oración del Papa Francisco a Cristo Crucificado
El Papa Francisco en el Via Crucis del Viernes Santo. Captura Youtube CTV

 El Papa Francisco en el Via Crucis del Viernes Santo. Captura Youtube CTV 
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VATICANO, 04 Abr. 15 / 10:57 am (ACI).- Al concluir el Via Crucis del Viernes Santo, el Papa Francisco dirigió unas sentidas palabras a los presentes y elevó una emotiva oración al Señor.
A continuación el texto completo de su alocución:

Oh Cristo crucificado y victorioso, tu Vía Crucis es la síntesis de tu vida, es el ícono de tu obediencia a la voluntad del Padre, es la realización de tu infinito amor por nosotros pecadores, es la prueba de tu misión, es el cumplimiento definitivo de la Revelación y de la historia de la salvación. El peso de tu cruz nos libera de todos nuestros yugos.

En tu obediencia a la voluntad del Padre nos damos cuenta de nuestra rebelión y desobediencia. En ti vendido, traicionado y crucificado por tu gente y por los que te son queridos, vemos nuestras traiciones cotidianas y nuestras infidelidades frecuentes. En tu inocencia, Cordero inmaculado, vemos nuestra culpa. En tu rostro abofeteado, escupido y desfigurado vemos toda la brutalidad de nuestros pecados.



En la crueldad de tu Pasión vemos la crueldad de nuestro corazón y de nuestras acciones. En tu sentirte “abandonado” vemos a todos los abandonados por los familiares, por la sociedad, por la atención y la solidaridad. En tu cuerpo despojado, malherido y arrastrado vemos los cuerpos de nuestros hermanos abandonados en las calles, desfigurados por nuestra negligencia y nuestra indiferencia.

En tu sed, Señor, vemos la sed de Tu Padre misericordioso que en Ti ha querido abrazar, perdonar y salvar a toda la humanidad. En Ti, divino amor, vemos aún hoy a nuestros hermanos perseguidos, decapitados y crucificados por su fe en Ti, ante nuestros ojos o con frecuencia con nuestro silencio cómplice.

Imprime Señor en nuestros corazones sentimientos de fe, esperanza, caridad, de dolor de nuestros pecados y ayúdanos a arrepentirnos de nuestros pecados que te han crucificado. Llévanos a transformar nuestra conversión hecha de palabras en conversión de vida y obras. Haznos custodiar en nosotros el recuerdo vivo de tu Rostro desfigurados, para no olvidar nunca el inmenso precio que has pagado para liberarnos.

Jesús crucificado, refuerza en nosotros la fe que no cede a las tentaciones, reaviva en nosotros la esperanza que no se desvía siguiendo las seducciones del mundo, custodia en nosotros la caridad que no se deja engañar por la corrupción y la mundanidad. Enséñanos que la Cruz es el camino a la Resurrección.

Enséñanos que el Viernes Santo es el camino hacia la Pascua de la luz, enséñanos que Dios no olvida nunca a ninguno de sus hijos y no se cansa nunca de perdonarnos y de abrazarnos con su infinitita misericordia y enséñanos también a no cansarnos nunca de pedir perdón y de creer en la misericordia sin límites del Padre.


Queridos amigos:

¡FELICES PASCUAS!

Un abrazo en Cristo Resucitado:
Dr. Francisco Oliveira y Silva


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