"SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS, EN VOS CONFÍO"
Hoy celebramos la Solemnidad del Sagrado Corazón
de Jesús.
Esta es una celebración muy grata para mí porque, en mi ya muy lejana infancia, hice la escuela primaria, y me inicié en el conocimiento de la religión católica, en el Colegio "Sagrado Corazón de Jesús", Salesianito.
Por eso pondré especial cariño y amor en scribir este Comentario.
Todo comenzó con una visión que tuvo Santa Margarita María de Alacoque.
En 1675 dice haber visto a Jesús mostrándole su Corazón llagado por la lanza que lo atravesó durante la Crucifixión. Y que le escuchó decir estas palabras:
“He aquí el Corazón que tanto amó a los hombres y que, a cambio, no recibe de ellos más que ultrajes y menosprecio”.
El Papa Clemente XIII instituyó, en 1765, la celebración oficial de la fiesta del Sagrado Corazón de Jesús para todos los países e iglesias que lo solicitasen.
Y el Beato Pío IX, en 1856, la extendió a toda la Iglesia universal.
REFLEXIONES:
Dios es todo amor. Desde toda la eternidad, formó el designio de darnos el Tesoro de su Corazón, o mejor aún su propio Corazón, es decir su Verbo.
En la sustancia de Dios, hay una parte íntima, que se llama el Corazón de Dios.
Esta parte íntima, Dios el Padre la comunica al Hijo y al Espíritu Santo.
Es allí, en este Corazón de Dios, donde se encuentran reunidas todas las perfecciones divinas, es allí que reside la fuente de la gracia, la fuente de todo bien.
Y este Corazón de Jesús, es el Verbo Eterno, el Verbo que se encarnó y nos dijo: ¡He aquí este Corazón, que tanto ha amado a los hombres!
¡Cuánta luz arroja este Misterio sobre la Devoción al Sagrado Corazón!
El Cristo viviente en todos los siglos, atrajo la mirada de los Profetas, de los Patriarcas y de los justos de la antigua ley, sobre su divino Corazón, por medio de revelaciones especiales o por alegorías.
El objeto primario y espiritual de la devoción al Sagrado Corazón, está contenido en los Libros Santos.
No es sólo en figura sino en realidad que el Corazón del Verbo Encamado se va a manifestar.
Palpita ya en el establo, y traduce de mil maneras sus sentimientos, durante los treinta y tres años que vivió en la tierra.
El apóstol san Juan, la lanza del soldado y el apóstol santo Tomás,, manifiestan esta verdad.
2.
Jesús dijo: "Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida" (Juan 14, 6).
En un Retiro espiritual el predicador dijo: "No hay camino para llegar a Jesús, Jesús es el Camino".
Nunca entendí esas palabras. Me preguntaba: si Él es el camino, ¡tendrá que existir un medio para llegar a ese camino!
Recuerdo que en aquel oasis de espiritualidad, que era nuestro Seminario menor, en Córdoba, Argentina, una de las actividades que más me agradaba era la música sacra. Cantábamos centenares de canciones religiosas, populares y polifónicas, que llenaban nuestras almas de profunda y sólida espiritualidad.
En cierta ocasión, ya siendo adulto y padre de familia, caminando por la calle, me vino a la mente una de aquellas canciones, y comencé a casntarla en voz baja. De pronto, en una de sus frases, encontré la respuesta a mi pregunta acerca de cómo acceder al Camino que es Jesús.
Transcribo la canción, y luego explicaré el pasaje que me aclaró por completo mi duda.
Dice así:
Corazón Divino, Corazón Sagrado:
¡Grande y sublime Corazón llagado de amores por mí!
No más, Peregrino, llamando a mi puerta:
¡Entra y sé Dueño, que el alma no acierta a vivir sin Ti!
Estribillo:
Corazón de Jesús, Tú eres la senda,
para llegar a Ti, brille tu Luz
con que mi amor entienda
que guiándole Tú, vendrás a mi.
Me detuve en este Estribillo, y me di cuenta de que ¡ahí estaba la explicación!
Era cuestión de suprimir la coma después de la palabra senda (,) y poner un punto después de la palabra Ti (.)
Fíjense:
Corazón de Jesús, TÚ ERES LA SENDA (sin coma) PARA LLEGAR A TI.(punto), o sea:
Corazón de Jesús, TÚ ERES LA SENDA PARA LLEGAR A TI.
¡Brille tu Luz con que mi amor entienda que guiándole Tú,
VENDRÁS A MÍ.
Es decir:
- Jesús mismo es el Camino para llegar a Él.
- y ¡ES ÉL EL QUE VENDRÁ A NOSOTROS! No seremos nosotros quienes buscaremos
cómo llegar a encontrar ese Camino.
Eso está en la Biblia: "Mira que estoy a la puerta y llamo. Si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré, y cenaré con él, y él conmigo. (Apocalipsis 3, 20) Tal como dice el canto: "VENDRÁS A MÍ". Y será su Luz la que hará "que mi amor entienda" este misterio, para que yo decida abrirle la puerta.
3.
Recuerdo ahora un poema que yo recitaba, referente a este misterio de Jesús llamando a la puerta. Es el siguiente.
ENTRA, SEÑOR
Entra, Jesús, el día ya declina,
el astro rey hacia el ocaso inclina
su brillante fulgor;
no pases adelante, que anochece;
toma un descanso que el amor te ofrece;
¡entra en casa, Señor!
Entra en casa, Señor, y si cerradas
hallas tantas moradas,
que un asilo a su Dios quieren negar…,
olvida entre nosotros su desvío;
mientras tengamos casa, Jesús mío,
¡Tú tendrás un hogar!
Entra, Señor; mas no como mendigo:
nuestro Rey, nuestro Padre, nuestro Amigo,
nuestro Todo serás;
que si el error levanta sus banderas,
en este hogar Tú reinas y Tú imperas,
y homenajes y amor encontrarás.
Entra, Señor; aquí todos te amamos,
y pues Rey te aclamamos
de esta humilde mansión,
ya nuestros corazones se han ligado
y de su amor un trono te han formado,
coloca en él, Señor, tu Corazón.
Colócalo, Señor, y no receles,
somos vasallos fieles:
no encontrarás aquí ningún traidor;
antes morir queremos que dejarte,
antes morir queremos que negarte,
divino Rey de amor.
Y si el mundo y los suyos te persiguen,
y si a este umbral quizá llegar consiguen,
a Ti no llegarán,
que sabrán defenderte nuestras vidas;
los filos de sus armas deicidas,
no tu pecho, los nuestros herirán.
Entra, Señor; estemos siempre unidos,
mezclados, enlazados, confundidos,
de ese Pecho al calor;
viviendo todos de tu misma vida
como vive adherida
la enredadera al tronco bienhechor.
Juntos así el destierro cruzaremos,
así contigo juntos gozaremos
las dichas que nos des,
y si el dolor empaña nuestros ojos,
juntos también pondremos sus despojos
como perlas humildes a tus pies.
Entra, Señor; ya izamos tu bandera;
entra, Señor, y manda, reina, impera
en este pobre hogar:
pobre será, tal vez desconocido,
pero con tu presencia enriquecido,
y muy feliz, porque te sabe amar”.