domingo, 27 de abril de 2014

HISTÓRICA CANONIZACIÓN DE DOS PAPAS SANTOS



Queridos amigos y lectores:

Hemos asistido hoy, Domingo 27 de abril, a través de los medios de comunicación, a la sencilla, pero emotiva e impresionante ceremonia de la canonización de los Santos Juan XXIII y Juan Pablo II.


Fue sencilla, porque esa parte de la celebración, además de ser muy breve, estuvo desprovista de grandes ceremonias.

Pero fue emotiva e impresionante por la asistencia de cerca de un millón de personas en la plaza de San Pedro, y por la presencia de las personas que fueron favorecidas con los milagros de estos Santos, como podrá observarse en el VIDEO de la ceremonia completa que duró dos horas.


Les envío el enlace a través del cual, dando nombre y correo, podrán acceder a las imágenes de esta ceremonia, digna de ser vivida.


Les adelanto que a los cinco minutos del inicio del VIDEO, ya se realiza el rito de la canonización, que dura no más de 10 minutos.


Me pareció oportuno copiar aquí, ya que esto no aparece en las redes sociales, el texto íntego de la curiosa ceremonia previa a la canonización.


Me refiero a la PETICIÓN TRES VECES REPETIDA por el Cardenal Prefecto de la Causa de los Santos.


El prefecto de la Congregación para la Causa de los Santos, cardenal Angelo Amato, presentó a Francisco "las tres peticiones" de canonización para ambos Papas,
  • primero con "gran fuerza", 
  • después con "mayor fuerza" y,
  • por último, con "grandísima fuerza".
solicitando que sean proclamados Santos, los Beatos Juan XXIII y Juan Pablo II.

Les copio todo el texto tecleando, ya que el mismo no aparece escrito en las noticias difundidas por las redes.

Ese rito se desarrolló de la siguiente manera:


EL PREFECTO. Beatísimo Padre: la Santa Madre Iglesia pide con mucha fuerza que Su Santidad inscriba a los Beatos Juan XXIII y Juan Pablo II en el Libro de los santos y, como tales, sean invocados por todos.

EL PAPA. Queridos hermanos, elevemos nuestras oraciones a Dios Padre Omnipotente, por medio de Jesucristo, para que, por intercesión de la Santísima Virgen María y de todos los Santos, sostenga con su Gracia lo que estamos por cumplir. Te pedimos, Señor, que escuches benigno las oraciones de tu Pueblo. Por Cristo Nuestro Señor.

EL PREFECTO. Beatísimo Padre: confortado por la unánime oración, la Santa Iglesia vuelve a pedir, con mayor fuerza, que Vuestra Santidad quiera inscribir a estos Hijos elegidos, en el Libro de los Santos.

EL PAPA. Invoquemos al Espíritu Santo vivificante, para que ilumine nuestra mente en Cristo Nuestro Señor, y no permita a su Iglesia errar en una obra tan importante.

EL CORO. Entona una invocación al Espíritu Santo, cantando a cuatro voces.

EL PREFECTO. Beatísimo Padre: La Santa Iglesia, confiando en la promesa del Señor, de enviar sobre ella el Espíritu de la Verdad, que en toda época mantiene el supremo Magisterio inmune del error, suplica, con grandísma fuerza, a Su Santidad, que quiera inscribir a estos Hijos dilectos en el Libro de los Santos.

EL PAPA. En honor de la Santísima Trinidad, por la exaltación de la fe católica y el incremento de la vida cristiana, con la autoridad de nuestro Señor Jesucristo y de los santos apóstoles Pedro y Pablo, después de haber reflexionado largamente e invocado la ayuda divina y escuchando el parecer de muchos de nuestros hermanos obispos, declaramos Santos a Juan XXIII y a Juan Pablo II.

EL CORO. Canta a cuatro voces: ¡Amén... Amén... Amén!
 
EL PREFECTO. Beatísimo Padre: en nombre de la Santa Iglesia, agradezco a Vuestra Santidad la proclamación hecha, y pido humildemente, disponga que sea publicada la Carta Apostólica de la Canonización.

EL PAPA. Lo ordenamos.
 
EL PREFECTO se acerca al Papa y, con mucha alegría, le da un cordial abrazo. (Fin de la ceremonia de Canonización)

Llenos de alegría por tener en la gloria de los Altares a dos hombres a los cuales muchos de nosotros hemos podido conocer, nos disponemos a contar con la ayuda de ellos, para pedir al Padre, por mediación de Jesucristo, las gracias que juzgamos necesarias para seguir luchando en favor del Reino de Cristo en la Tierra.


Cordiales saludos:
Dr. Francisco Oliveira y Silva

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