sábado, 17 de junio de 2017

"MEDIO SIGLO DE AMOR", EN MEMORIA DE MI AMADO PADRE



Queridos amigos y lectores:

HÉROES: FOTO HISTÓRICA DE UN GRUPO DE MÉDICOS Y ESTUDIANTES QUE ESTUVIERON EN LA GUERRA DEL CHACO
ENTRE ELLOS ESTUVO MI PADRE, EL DR. MIGUEL OLIVEIRA Y SILVA.

Hoy, 17 de junio de 2017, se cumplen 34 años de la partida al Cielo de una de las personas a quien más amo: 
nuestro padre, el Dr. Miguel Oliveira y Silva.

La admiración era recíproca. 
Él me llamaba "¡Mi roble!", dando a entender que admiraba mi fortaleza, recordando aquel extenso poema titulado "El roble", que yo recité en la escuela estando en 4º grado. 
Y yo me dirigía a él diciéndole "¡Compañero!", porque así lo empecé a sentir desde los 10 años, hasta su muerte.

Hoy yo tengo 76 años. Pero ¡cuánto daría por volver a conversar unos minutos con él! 
Ese momento fúlgido tendrá lugar, sin duda alguna, cuando me llegue la hora de retornar a la Casa del Padre Celestial..

Como testimonio de mi amor indeficiente hacia ese hombre que nunca me falló, y que marcó sus huellas perennes en mi vida, hoy, como homenaje en el Día del Padre, transcribo aquí, en su totalidad, el poema que compuse para él, cuando cumplió sus Bodas de Oro con la Medicina, en noviembre de 1976.

                 MEDIO SIGLO DE AMOR
A mi padre, en sus Bodas de Oro como Médico
                              (1926 - 1976)

Dios quiso que brillara sobre tu hermosa historia
el día que hoy, reunidos, vivimos con amor:
¡tus Bodas de oro, Médico, y amado padre bueno,
que inundan nuestros pechos, de dicha y emoción!

Muy juntos a tu mesa, más juntos a tu vida,
estamos compartiendo tus hijos este honor
de haber sido llamado por Dios, desde hace tiempo,
a ser, sanando enfermos, su digno seguidor.

¿Recuerdas al Divino Doctor por excelencia?
Anduvo su camino sanando por amor:
tullidos, paralíticos, leprosos, ciegos, mudos,
hallaron el milagro que Dios no les negó.

¡Y HACE 50 AÑOS REALIZAS TÚ LO MISMO!
con manos luminosas y noble corazón,
lidiando con la muerte, sin interés humano,
venciendo o fracasando, mas sin desilusión.

¡Cuántos hogares vieron la luz de la esperanza!
¡Cuánto dolor humano tu presencia alivió!
Y tú, por recompensa, llevabas en el alma
esas palabras hondas: "¡Muchas gracias, Doctor!"

No conociste tiempos de muchos adelantos,
y grandes sacrificios la meta te costó...
Y al recibir el título, tantos años soñado,
tu madre, conmovida, un abrazo te dio.

Después de algunos años, la Patria te llamaba,
cuando en el Chaco ardiente la guerra comenzó.
Y, fiel a tu destino de Médico y Soldado,
heroico caminaste en pos de tu misión.

El frente de batalla repleto de peligros,
ridículo quirófano, ya nada te ofreció...
Mas tú no vacilaste y, el bisturí en la mano,
combatiste en la guerra que la Muerte firmó.

¡Cuántos padres volvieron, al terminar la guerra,
a abrazar a sus hijos, gracias a tu labor!
¡Cuántos novios pudieron volver junto a su amada!
¡Cuántas madres besaron al hijo que volvió!

Y, a lo mejor, transitan las calles asuncenas,
cruzándose contigo, sin decirte un "¡adiós!"
Ser médico es ser eso: un Buen Samaritano,
que no espera el recuerdo de aquél a quien salvó.

Yo pienso que en el Cielo debe existir un Libro, 
adonde Dios anota lo bueno que uno dio...
Tu libro, padre amado, registra en letras de oro
el MEDIO SIGLO de obras que hiciste con amor.

Y, para hacerte suyo definitivamente,
¡a tu adorada madre se la llevó el Señor!
Recuerdo los desvelos, tu lucha, tu impotencia,
al ver que hasta la Ciencia dijo su infausto "no".

Poco después llamaba suavemente a tu puerta,
Alguien que, con paciencia, mucho tiempo esperó.
Y tú le diste asilo al Señor que pasaba,
que, desde aquel momento, en tu vida habitó.

Así te fue llevando, por caminos arcanos,
al Arte más sublime de dar la curación:
sanando cuerpos y almas, como Jesús hacía,
y, como a sus discípulos, Él mismo les mandó.

Por eso, padre bueno, te miro conmovido:
venero esas tus manos benditas, con amor:
y beso esa tu frente, como se besa a Cristo,
y siento como anhelos ¡de darte adoración!

Francisco Oliveira y Silva
Asunción, noviembre de 1976.

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