jueves, 11 de noviembre de 2010

(parte 3) LA RELACIÓN SEXUAL: UNA FUSIÓN PSICOSOMÁTICA.

III. Eros y Ágape.

Son dos palabras con las cuales ciertos psicólogos explican la diferencia entre las dos direcciones propias del amor: Con el término “eros” designan el disfrute de la propia felicidad personal, que uno consigue en la pareja, gracias a la relación sentimental y sexual; y con la palabra “ágape” se refieren al disfrute en el buscar más bien la felicidad de la otra persona, antes que la de uno mismo. El primer deseo es una tendencia egocéntrica (yo en el centro); y el segundo, es una tendencia aliocéntrica (la otra persona en el centro). El sentimiento “erótico” se presenta al comienzo de la relación, y se designa también como “enamoramiento”, o pasión que tiende a la identificación o fusión entre los dos que se aman, fenómeno que puede expresarse en la frase: “estás en mí, como estoy en ti”. Esa maravillosa sensación se encuentra magistralmente ilustrada en la obra Romeo y Julieta, de Shakespeare: ellos no se sacian de estar juntos hablando, apasionadamente, por horas, solamente de su amor recíproco; hasta se proponen intercambiar sus apellidos, y llamarse con el apellidos de la otra persona. Mueren trágicamente. Pero en los otros casos similares, donde la muerte no trunca ese fogoso amor, con el paso del tiempo, un año más o menos, se va calmando esta pasión volcánica, y el enamoramiento se va convirtiendo en un sereno río caudaloso, y comienza a destacarse el compromiso y la dedicación a la otra persona: en ese punto el “eros” se va transformando en “ágape”, o celebración festiva de un amor ya maduro y generoso. La persona que ya llega a esta forma de amar, ha llegado al verdadero amor, el cual se define, como lo dijimos anteriormente, como “una decisión de consagrar la propia vida al bien y a la realización de la persona amada.” Es en ese contexto, en esa etapa evolutiva del amor, cuando la relación sexual constituye una fusión física de dos cuerpos, que se convierte en la expresión visible y tangible de la fusión espiritual que se dio primero entre dos almas: fusión psico-somática. Y el hijo, consecuencia de la relación sexual, no es solo el producto biológico de sustancias germinales, sino la presencia de una persona concebida en el amor, y nacida en la alegría y la esperanza.
Es maravilloso considerar este fenómeno: así como el cerebro humano es el único “lugar” de la naturaleza, donde la materia se torna conciencia, así en la fusión sexual motivada por el amor del “ágape”, es el único acto biológico que permite engendrar y concebir otra vida que resultó de esa fusión física-espiritual, o “psico-somática”, porque en ella intervinieron el cuerpo y la mente en su función espiritual. Aclaro que el término “espiritual” no lo estoy tomando de ninguna religión, como muchos podrán pensar, sino de la Psicología, ciencia en la cual los investigadores de la Universidad de Harvard (EE.UU.), en el emprendimiento científico que llamaron “Proyecto Zero” (ver en Internet), descubrieron “Las inteligencias múltiples” en el ser humano, ya no solo la “intelectual”, como se creía antes, sino también la “emocional”, la “intrapersonal”, etc. y la “espiritual”. La llaman también “existencial” o “trascendente”, y la definen como “la capacidad para vincularse a lo trascendente, es decir, a realidades que están por encima de lo físico, permitiéndonos “bucear” en interrogantes como la existencia de Dios, los valores, el sentido de la vida, y encontrar respuestas que nos encaminan a alcanzar sabiduría”. ¡Esto es científico! No es una piadosa explicación religiosa, ni mucho menos una afirmación gratuita carente de demostración sólida. El lector se merece todo mi respeto. Es importantísimo recordar tan privilegiada dimensión del ser humano, en esta época caracterizada por el dominio del materialismo y la búsqueda de placeres “kleenex” o “free-sex”, inculcados por quienes, sin demostraciones de ninguna especie, sino solo por la fuerza y la prepotencia de leyes conseguidas por la compra de conciencias, están imponiendo esos antivalores, que pretenden hacer pasar por valores.
Me permito una necesaria digresión en este punto: Mientras estos inhumanos adoptan semejante conducta, las dos terceras partes de la Humanidad que pasan hambre, son ignoradas por los poderosos. Ellos agendan guerras, para poder vender los armamentos fabricados en sus abominables industrias de la muerte, y hacerse cada vez más ricos, matando a millones de personas inocentes, y desatendiendo deliberadamente a los pobres.
De esta criminal discriminación no se ocupan los Organismos Internacionales, como la ONU o la OMS: ¡más bien son ellos los que promueven esta iniquidad y desigualdad!, mientras cínica y alegremente se dedican a imponer la norma de “no discriminar a las minorías”, entendiendo por tales, solamente a los gays , las lesbianas, y la mujeres en edad de procrear. Con tales propósitos difunden sus extravagantes teorías de la “Gender equity”, y la “Geder equality”, referidas a la justicia y a la igualdad para “la diversidad de géneros”, con ese lenguaje inventado por ellos, desentendiéndose de luchar por esa “equity” y “equality” para la “diversidad de clases sociales” carenciadas al límite.
Es un verdadero horror de hipócrita cinismo: se ocupan de los genitales, pero no del estómago y de la vida de miles de millones de personas que se están muriendo de hambre. Parecieran estar emitiendo este mensaje: “no importa que los miserables (que son mayoría abrumadora, ¡más de 3 mil millones!), se mueran de hambre, con tal de que los gays y las mujeres (que son sus privilegiadas “minorías”), y los menores de edad puedan disfrutar de su “opción sexual”, porque “no hay que discriminar a las minorías”. ¡Vaya, modernos moralistas y humanitarios! Ellos tienen la “Gender Agenda” (Agenda de Género), pero no tienen la Agenda del Hambre, ni la “Agenda de la Paz”proponiéndose, de una vez por todas, dar por terminada su criminal y genocida costumbre de las guerras programadas para probar nuevas armas, y venderlas con grandes ganancias.
Termino aquí esta digresión, destinada a resaltar la importancia de ubicar cualquier proyecto educativo, dentro del contexto histórico que se está viviendo, en este caso, la existencia de fuertes grupos de presión mundial, que se proponen, empecinada y demencialmente, poner fin a la vigencia de valores esenciales de la civilización, indispensables para el proceso de la humanización de la persona.
En la próxima entrega explicaré La educación sexual "integral" verdadera, y la del marco rector del MEC.

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