domingo, 30 de abril de 2017

"ES MEJOR NO CREER, QUE SER UN FALSO CREYENTE" (Papa Francisco)



Queridos amigos y lectores:
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Siempre sostuve, especialmente al hablar con personas que dicen ser ateas, que la definición de ateo 
  • NO ES "EL QUE NO CREE EN DIOS", 
  • SINO "EL QUE NO AMA A SU PRÓJIMO".
En efecto:
Hay 
  • supuestos "creyentes", que actúan como si Dios no existiera, 
  • y supuestos "ateos", que actúan como si creyeran en Dios.
El teólogo José María González Ruiz, en su libro "Creer es comprometerse", en la página 47, dice: 

"Paradójicamente, pueden darse ateos creyentes, y ateos incrédulos. 
Y pueden darse teístas creyentes, y teístas incrédulos."

¿Cuál es la diferencia?
El ateo creyente, cumple los Mandamientos de Dios, aunque no crea en su existencia.
El teísta incrédulo cree en la existencia de Dios, pero no cumple sus Mandamientos.

De modo que el ateísmo no es una cuestión de creer, sino de obrar.
¿De qué sirve, en efecto, creer en Dios y obrar el mal? Dicha conducta ¿no está acaso contradiciendo la supuesta creencia?

La lógica y el sentido común nos dicen que:
  • NO TODOS PODEMOS CREER LO MISMO: porque cada cultura es diferente.
  • PERO TODOS PODEMOS OBRAR EL BIEN: porque eso está al alcance de todos.
Hay muchas personas que dicen: "Yo no puedo creer en Dios". 
Yo les respondo: "Creer o no creer en Dios es una postura filosófica, es decir, una manera de pensar de cada cual, y dependerá de muchos factores ajenos a la voluntad de esa persona".

Pero jamás he encontrado ni encontraré a alguien que diga: "Yo no puedo obrar el bien" Porque hacer el bien que esté a nuestro alcance, cada vez que encontremos a alguien que nos lo pida, depende exclusivamente de la voluntad de cada uno.

Creer en Dios, entonces, no es afirmar su existencia, sino actuar solidariamente. 
No es una cuestión de pensar, sino de actuar.

Recuerdo a Sócrates, cuando lo estaban juzgando y condenando por ser "impío", él dio lugar al siguiente diálogo

Sócrates: -- ¿Cómo defines la palabra "impío"?
Acusador:-- Impío es el que no cree en Dios, y no le sirve.
Sócrates: -- ¿Y cómo defines "piadoso"?
Acusador:-- Piadoso es el que cree en Dios, y le sirve. 
Sócrates: -- ¿Pero es posible que alguien no sirva a Dios, aún creyendo en él?
Acusador:-- Sí, es posible.
Sócrates: -- ¿Y es posible que alguien sirva a Dios, aún no creyendo en él?
Acusador:-- Sí, es posible.
Sócrates: -- ¿Y quién es más condenable: el que sirve a Dios aún sin creer en él, o el que dice creer en Dios, pero no le sirve?
Acusador:-- El que dice creer en Dios, pero no le sirve.

(El diálogo completo está en la película "Descalzo en Atenas").

A través de los siglos, esa sentencia sigue sonando: 
"Es condenable el que dice creer en Dios, pero no le sirve".

Aclaramos que todos entendemos que "servir a Dios" es llevar una vida acorde con los principios divinos, aunque la persona ignore la existencia del autor de dichos principios.

Demos la palabra final autorizada a San Mateo. En el capítulo 25 hay una parábola a la cual el teólogo José María González Ruiz, citado anteriormente, la llama "la parábola de los ateos".

En ella leemos que en el día final "el Hijo del Hombre separará a los buenos, de los malos, como el pastor separa las ovejas de los cabritos. Y dirá a los buenos: Venid, benditos de mi Padre... porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; estuve preso, y me fuisteis a ver; estuve desnudo, y me vestisteis. Y dirán estos: ¿Cuándo, Señor, te vimoshambriento, sediento, y te dimos de comer y de beber? Y entonces el Rey dirá: Cuantas veces hicisteis eso a estos mis hermanos menores, a mi me lo habéis hecho". 

Y condenará a los malos diciéndoles: "... porque tuve hambre, y  no me disteis de comer; tuve sed, y no me disteis de beber; estuve preso, y no me fuisteis a ver; estuve desnudo, y no me vestisteis. Y dirán estos: ¿Cuándo, Señor, te vimos hambriento, sediento, y no te dimos de comer y de beber? Y entonces el Rey dirá: Lo que dejasteis de hacer con uno de estos pequeñuelos, conmigo no lo hicisteis". 

ADVERTIMOS DOS VERDADES EN ESTE PÁRRAFO:

1. Ambos grupos, los buenos y los malos, hacen la misma pregunta: 
"¿CUÁNDO TE VIMOS...?" Es decir, NO HABÍAN DESCUBIERTO A DIOS EN ESTA VIDA:
Lo descubren ya en el Tribunal de Dios. Sin embargo unos son admitidos al Reino, y los otros son rechazados. ¿Por qué?

2. No les hace un examen sobre lo que han creído, sino sobre lo que han obrado
Dios no les acusa de no haber creído en la Biblia, en la Eucaristía, en la Virginidad de María, o en el Papa, ¡ni siquiera de no haber creído en Dios! 
Les examina de lo que obraron en relación al prójimo.
Recordemos: No todos podemos creer lo mismo, pero todos podemos obrar el bien o el mal en nuestro trato con el prójimo

Creer depende de la formación de nuestro intelecto, el cual está sometido a cada cultura, y a cada historia de vida. 
Pero actuar, obrando el bien o el mal hacia el prójimo, depende de nuestra voluntad, y nada nos lo puede impedir, si eso está a nuestro alcance.

Y AHORA LES PRESENTO EL VIDEO DEL PAPA FRANCISCO, CUYO PENSAMIENTO, CON RELACIÓN A ESTE TEMA, COINCIDE CON TODO LO QUE HEMOS PUESTO A CONSIDERACIÓN EN ESTE ARTÍCULO.

Ver el VIDEO haciendo clik aquí, en 17 h .
17 h · 




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El Observador de la Actualidad


 17 h · HOY DIJO el #PapaFrancisco para Dios, es mejor no creer que ser un falso creyente, un hipócrita... SÁBADO 29 DE ABRIL DEL 2017

TEXTO COMPLETO: http://bit.ly/2qgCvrC radiovaticana.va

(RV).- “A Dios sólo le agrada la fe profesada con la vida, porque el único extremismo que se permite a los creyentes es el de la caridad. Cualquier otro extremismo no viene de Dios y no le agrada”. Lo afirmó el Papa Francisco en su homilía de la Santa Misa celebrada a las 10:00, en el Estadio Air Defence de El Cairo, en el segundo y último día de su 18º Viaje Apostólico internacional, en esta ocasión a Egipto, el sábado 29 de abril.

De nada sirve llenar de gente los lugares de culto si nuestros corazones están vacíos del temor de Dios y de su presencia; de nada sirve rezar si nuestra oración que se dirige a Dios no se transforma en amor hacia el hermano; de nada sirve tanta religiosidad si no está animada al menos por igual fe y caridad; de nada sirve cuidar las apariencias, porque Dios mira el alma y el corazón (cf. 1 S 16,7) y detesta la hipocresía (cf. Lc 11,37-54; Hch 5,3-4).[1] Para Dios, es mejor no creer que ser un falso creyente, un hipócrita. A Dios sólo le agrada la fe profesada con la vida, porque el único extremismo que se permite a los creyentes es el de la caridad. Cualquier otro extremismo no viene de Dios y no le agrada. (FIN DE LA NOTICIA).
Queridos amigos:

Conozco personalmente a muchos ateos 
  • que son más buenos con el prójimo 
  • que ciertos "creyentes". 
¡Tales "creyentes", no son creyentes! Lo dice San Juan en su primera Carta, (4, 19.21): 
«Si uno dice: «Yo amo a Dios» y odia a su hermano, es un mentirosoSi no ama a su hermano, a quien ve, no puede amar a Dios, a quien no ve.  Pues este es el mandamiento que recibimos de él:  el que ama a Dios, ame también a su hermano».

Tengan en cuenta todas estas reflexiones cada vez que se encuentren con quienes dicen ser ateos, pero obran el bien; y con quienes obran el mal, profesándose creyentes.

Cordiales saludos:
Dr. Francisco Oliveira y Silva

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