viernes, 5 de diciembre de 2014

NAVIDAD: FIESTA DE PERDÓN, DE PAZ, Y DE AMOR.







Queridos amigos y lectores:
Esta fue la noche en la cual la Paz vino al mundo. Del mundo depende conservarla y trabajar en ello.

Miles de millones de personas en el mundo, al llegar la medianoche del 24 de diciembre,
se saludan, estrechándose las manos, abrazándose, o besándose, repitiendo la ya tradicional frase: "¡FELIZ NAVIDAD!".

Pero, tal vez, son muy pocos los que saben el significado o el alcance de tan hermoso saludo navideño, y lo repiten mecánicamente, desconociendo su rico contenido.

Obviamente que, con tan breve saludo, estamos expresando alguno de estos augurios:

  • "En esta Navidad, te auguro que seas feliz"
  • "Estamos felices porque el Salvador vino al mundo: ¡compartamos esta alegría!"
  • "Yo estoy feliz en esta Navidad: te auguro que también lo estés tú".
Palabras más, palabras menos, todas expresan el mismo sentir: el augurio de felicidad.
Pero surgen algunas dudas al respecto:
  • 1. ¿existe la felicidad?
  • 2. ¿qué es la felicidad?
  • 3. ¿cómo se hace para ser felices?

1. ¿Existe la felicidad?
 
Somos muchísimos los que creemos que , existe la felicidad, porque hemos pasado, o estamos pasando por momentos o etapas caracterizados por tan bella vivencia.

No es este el lugar para demostrar con argumentos la existencia de tan gozoso estado de ánimo, psicológico o espiritual.
Me remito solamente al dato de la experiencia, personal o ajena, de quienes hemos sentido o estamos sintiendo la presencia de tan singular estado del alma.

2. ¿Y qué es, en qué consiste la felicidad?

La felicidad consiste en lograr un estado de paz.
Y la paz equivale a un estado de armonía con nosotros mismos y con nuestro entorno, es decir: tener conciencia de que todo está en orden en nuestra situación personal, y en la relación con nuestros semejantes.

3. ¿Cómo se hace para ser felices?

Poniendo en orden la propia casa.

O sea, ocupándose de resolver los problemas personales; y derribando las barreras que bloquean nuestras buenas relaciones con los demás.

Curiosamente hay muchas personas que, en preparación a la Navidad, ponen en orden sus viviendas particulares, roperos, armarios, alacenas, lo cual está muy bien.

Pero esa loable actividad debe ser el fiel reflejo de la responsable dedicación de ordenar también nuestras vidas, tomando las medidas oportunas para resolver nuestros problemas personales, restableciendo, además, la cordial comunicación con las personas con que cuales hemos roto relaciones por ira o por soberbia.

LA NAVIDAD ES EL MOMENTO DE HACER LAS PACES: Y ALCANZAR ASÍ LA FELICIDAD.
ES EL MOMENTO DE LA RECONCILIACIÓN,
CON NOSOTROS MISMOS Y CON LOS DEMÁS.


Van algunas pequeñas reflexiones acerca de la paz y de ponerlo todo en orden como preparación a la inminente venida del Redentor:

  • Del Profeta Isaías, capítulo 40, entresaco algunas frases referentes a este tiempo de preparación a la venida del Señor: "Una voz grita: Abrid camino al Señor en el desierto, allanad en la soledad el camino a vuestro Dios. Que se rellenen todos los valles, que se rebajen todos los montes y collados... porque va a mostrarse la gloria del Señor".
  • De Mateo, capítulo 3: "Este es aquél de quien habló el profeta Isaías cuando dijo: "Voz del que clama en el desierto: preparad el camino del Señor, haced rectas sus sendas".
En estas citas se habla de trabajos, de preparativos, pero no materiales, como se hacía para la llegada de algún rey humano, arreglando y poniendo a punto todos los caminos, sino preparando el espítiu, removiendo de él todos los obstáculos, como la ira, la soberbia, la sed de venganza... para hacer posible el ingreso en ella al Salvador del mundo.


Y es evidente que la reconciliación con  uno mismo, y con los que nos ofendieron, es lo que debemos hacer para "allanar los montes", es decir, derribar las barreras DE LA SOBERBIA, DE LA IRA, DE LA VENGANZA, que nos impiden conseguir la armonía necesaria para poner nuestra alma en paz.


En la Oración creada por Jesús, el Padre nuestro, decimos: "perdona nuestras ofensas, como nosotros perdonamos a los que nos ofenden", es decir, el perdón de Dios no es posible sin el perdón a nuestros semejantes: y sin el perdón la felicidad, nacida de la paz, no será posible


  • De Marcos, capítulo 11: "Y cuando os pongáis de pie para orar, perdonad, si tenéis algo contra alguno, para que también vuestro Padre que está en los cielos, os perdone vuestras ofensas".

-UNA VEZ RECONCILIADOS CON LOS QUE NOS OFENDIERON,
-UNA VEZ PERDONADAS SUS OFENSAS,
-SOBREVIENE LA PAZ, ES DECIR, ESE ESTADO AL CUAL LLAMAMOS FELICIDAD.
  • La Psicología también sostiene esta verdad: la reconciliación con los enemigos, da lugar a la paz y al equilibrio emocional.

En su libro "El Sentido de la Vida", el gran psicoanalista Alfred Adler, señaló algunas tareas que todos debemos realizar, aún en medio de las dificultades inherentes a la vida humana. Pero las mismas debían realizarse sobre la base del antiguo precepto bíblico del "amor al prójimo". Según palabras del mismo Adler:

“Existe una ley: que el hombre debe amar a su prójimo”.

Adler deseaba que su psicología descanse, por completo sobre esa base.

 Pero debemos recordar que es impensable la existencia del amor, sin perdón.  

-LA FELICIDAD, ENTONCES,
-CONCEBIDA COMO PAZ,
-Y ÉSTA COMO ARMONÍA INTRAPERSONAL E INTERPERSONAL,
-ES UN FENÓMENO REAL, Y ES POSIBLE ALCANZAR DICHO ESTADO.

Les animo a meditar un poquito este comentario en este tiempo de Navidad: y que cada vez que saluden a alguien diciéndole "Feliz Navidad", asuman plenamente lo que le están expresando con tan significativo y profundo augurio.

Recuerden que en la primera Navidad de la historia, allá en Belén, cuando la Paz descendió a la Tierra, los ángeles cantaron sobre la humilde gruta:

"GLORIA A DIOS EN LOS CIELOS, Y EN LA TIERRA PAZ A LOS HOMBRES DE BUENA VOLUNTAD".

EN NUESTRAS MANOS ESTÁ EL PODER VIVIR EN PAZ Y SER FELICES.


Cordiales saludos:
Dr. Francisco Oliveira y Silva.

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