viernes, 15 de julio de 2022

¿ANESTESIA, A VECES, EL ESPÍRITU SANTO?

 

Queridos amigos y lectores:

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MUCHÍSIMO SE HABLA DE DIOS, MUCHO DE JESÚS, POCO DEL ESPÍRITU SANTO

1. Aclaraciones previas

Sabemos y asumimos que "el Padre, el Hijo, y el Espíritu Santo, son tres Personas distintas, y un solo Dios verdadero". 
Nadie lo pudo ni lo podrá explicar jamás. Se han hecho muchas comparaciones, pero las mismas quedan cortas cuando se trata de que cuando hablamos de "tres personas y un solo Dios", no estamos hablando de UN DIOS CON TRES FUNCIONES, como lo sería un señor que actúa como papá, como abogado, y como profesor. En esa comparación se habla de una sola persona. 
En la Trinidad divina se habla de Tres Personas que son un solo Dios. Y eso nadie lo podrá explicar, Es una verdad de fe. Un Dogma.

Dejando, entonces, de lado este debate estéril, deseo profundizar un poco en lo que atañe al Dios Espíritu Santo. El Espíritu Santo puede definirse como EL AMOR DE DIOS EN PERSONA, EL DADOR DE VIDA, EL CREADOR, tal como lo leemos en el Génesis (1, 1-2):"El Espíritu de Dios se cernía sobre las aguas". 

La Liturgia implorando a Dios dice: "Emitte Spiritum tuum et creabuntur, et renovabis faciem terrae"; que significa: "Envía tu Espíritu y las cosas serán creadas, y renovarás la faz de la tierra".

Dicho con palabras humanas, el Espíritu Santo es EL AMOR HECHO PERSONA. 
Él es como un fuerte viento que todo lo cambia y lo renueva todo.

Al Espíritu Santo recurrimos en las necesidades extremas que requieren una renovación urgente, un cambio total, en cualquiera de los planos de nuestra vida: familiares, políticos, sociales, corporales, o espirituales.

Hace unas horas, leyendo parte de un homilía del Papa Francisco, sentí la necesidad profunda de escribir sobre este tema importantísimo, que lo he imaginado hace ya algunos años. Yo pienso acerca de la existencia de un fenómeno proveniente del Espíritu Santo, según lo creo, que les ocurre a ciertos seres humanos, cuando se encuentran en circunstancias especiales. Esto siempre lo he creído firmemente.
A dicho fenómeno le he dado el nombre de Anestesia, y lo considero uno de sus Dones.

* Sabemos que los Dones del Espíritu Santo son siete: 
Sabiduría, Entendimiento, Consejo, Ciencia, Fortaleza, Piedad y Temor de Dios. 
Y yo siento el deseo de añadirle un octavo don: el don de la Anestesia.

* Sabemos, igualmente, que los Frutos del Espíritu Santo son doce: 
Caridad, Gozo, Paz, Paciencia, Bondad, Longanimidad, Magnanimidad, Mansedumbre, Fe, Modestia, Continencia, Castidad. (Gálatas 5, 22-23).
Me excuso, para no extenderme demasiado, de no desarrollar con los debidos detalles y definiciones, el tema de los Frutos y el de los Dones. Lo haré en un artículo posterior.
Voy a limitarme al así llamado por mí: el don de la Anestesia.

2. Cómo surgió en mí la idea del don de la Anestesia

Para decirlo sin demora: Desde niño, siempre he pensado en los tremendos sufrimientos de los mártires. Me parecía imposible que una simple persona humana normal fuera capaz de soportar, con sus solas fuerzas, las tremendas torturas que se describían al hablar acerca del martirio.
Comienzo dando un ejemplo de tortura que se lee en el Antiguo Testamento.

  • Martirio de siete hermanos y su madre
1Sucedió también que siete hermanos, junto con su madre, fueron arrestados. El rey quería obligarlos, azotándolos con látigos y nervios de buey, a comer carne de cerdo, prohibida por la ley. 2Uno de ellos, en nombre de todos, habló así: “¿Qué quieres saber al interrogarnos? Estamos dispuestos a morir antes que faltar a las leyes de nuestros antepasados.” 3Enfurecido, el rey mandó poner al fuego grandes sartenes y calderas. 4Cuando estuvieron calientes, ordenó que le cortaran la lengua al que había hablado en nombre de todos, que le arrancaran el cuero cabelludo y que le cortaran los pies y las manos en presencia de su madre y de los demás hermanos. 5Cuando ya estaba completamente mutilado, el rey mandó acercarlo al fuego y, todavía con vida, arrojarlo a la sartén. Mientras el humo de la sartén se esparcía por todas partes, los otros hermanos y la madre se animaban entre sí a morir valientemente. Decían: 6“Dios el Señor está mirando, y en verdad tiene compasión de nosotros. Eso fue lo que Moisés dijo en su canto, cuando echó en cara al pueblo su infidelidad: ‘El Señor se compadecerá de sus siervos.’  7Así murió el primero.
Entonces llevaron al segundo al suplicio y, después de arrancarle el cuero cabelludo, le preguntaron:
–¿Quieres comer, para que no te corten el cuerpo en pedazos?
8Él, respondiendo en su lengua materna, dijo:
–¡No!
Así que fue sometido igualmente al tormento. 9Pero él, exhalando el último suspiro, dijo:
–Tú, criminal, nos quitas la vida presente. Pero el Rey del mundo nos resucitará a una vida eterna a nosotros que morimos por sus leyes.
10En seguida torturaron al tercero. Este, cuando se lo pidieron, sacó inmediatamente la lengua, extendió sin miedo las manos 11y dijo valientemente: “De Dios recibí estos miembros pero por sus leyes los desprecio y de él espero recuperarlos.” 12Hasta el rey y los que estaban con él quedaron impresionados con el ánimo del joven, que de tal modo despreciaba los tormentos.
13Muerto este, también el cuarto fue sometido a la tortura. 14Y cuando estaba a punto de morir, dijo: “Acepto morir a manos de los hombres, esperando las promesas hechas por Dios de que él nos resucitará. Para ti, en cambio, no habrá resurrección a la vida.”
15En seguida trajeron al quinto y lo torturaron. 16Él, mirando al rey, dijo: “Aunque eres mortal, tienes poder sobre los hombres y haces lo que quieres. Pero no pienses que Dios ha abandonado a nuestro pueblo. 17Aguarda un poco y verás cómo él, con su gran poder, te atormentará a ti y a tus descendientes.”
18Después trajeron al sexto, quien, estando a punto de morir, dijo: “No te hagas ilusiones, por nuestra culpa sufrimos esto, porque hemos pecado contra nuestro Dios, por eso nos han sucedido cosas terribles. 19Pero tú, que te has atrevido a luchar contra Dios, no pienses que quedarás sin castigo.”
20Pero mucho más admirable aún y digna de glorioso recuerdo fue la madre, quien, viendo morir a sus siete hijos en un solo día, lo sobrellevó todo con fortaleza de alma, sostenida por la esperanza en el Señor. 21Animaba a cada uno hablándole en su idioma materno y llena de nobles sentimientos, y uniendo un ardor varonil a sus reflexiones maternales, les decía: 22“No sé cómo aparecisteis en mis entrañas; no fui yo quien os dio la vida y el aliento, ni quien organizó vuestro cuerpo. 23Es el creador del mundo, que hizo todas las cosas, quien forma al hombre desde el primer momento. Él, en su misericordia, os devolverá la vida y el aliento, pues vosotros, por las leyes de Dios, no pensáis en vosotros mismos.”
24Antíoco creyó que se burlaba de él, y pensó que le estaba insultando. Como el más joven estaba aún con vida, el rey no solo trataba de convencerle, sino que con juramento se comprometió a hacerle rico y dichoso, y a contarle entre sus amigos y confiarle altos cargos si se apartaba de las leyes de sus antepasados. 25Pero el joven no hizo caso. Entonces el rey mandó a la madre que aconsejase al joven salvar la vida. 26Tanto le insistieron, que ella al fin consintió en hablar a su hijo. 27Se inclinó hacia él y, burlándose del cruel tirano, dijo al hijo en su lengua materna: “Hijo, ten piedad de mí que te llevé nueve meses en mi seno, que te di el pecho durante tres años y que te he criado y educado hasta la edad que ahora tienes. 28Te ruego, hijo, que mires al cielo y a la tierra, que veas todo lo que hay en ellos y entiendas que de la nada Dios lo hizo todo; y que de la misma manera creó al género humano. 29No temas a este verdugo; muéstrate digno de tus hermanos y acepta la muerte, para que por la misericordia de Dios yo te recobre junto con ellos.”
30Todavía estaba ella hablando, cuando el joven dijo: “¿Qué esperáis? No obedezco las órdenes del rey; obedezco los mandamientos de la ley que Dios dio a nuestros antepasados por medio de Moisés. 31Y tú, rey, autor de todos los males que afligen a los judíos, no escaparás de las manos de Dios. 32Nosotros sufrimos por nuestros propios pecados. 33Si para castigarnos y corregirnos, el Señor de la vida se ha enojado momentáneamente con nosotros, nuevamente habrá de reconciliarse con sus siervos. 34Tú, impío, el más criminal de todos los hombres, no te enorgullezcas sin razón ni te llenes de vanas esperanzas para levantar tu mano contra los siervos de Dios. 35Aún no has escapado del juicio del Señor todopoderoso, que todo lo ve. 36Nuestros hermanos, después de soportar un sufrimiento pasajero, gozan ya de la vida eterna que Dios ha prometido; tú, en cambio, recibirás de Dios el castigo que mereces por tu orgullo. 37Yo, lo mismo que mis hermanos, entrego mi cuerpo y mi vida por las leyes de nuestros antepasados, y suplico a Dios que tenga pronto compasión de su pueblo, y que con calamidades y castigos te obligue a ti a confesar que él es el único Dios. 38¡Que en mí y en mis hermanos se detenga la ira del Todopoderoso, justamente desatada contra nuestro pueblo!”
39Enfurecido el rey, y no pudiendo soportar la burla, torturó a este con más crueldad que a los otros. 40Así murió el muchacho, sin haber comido cosa impura y con una gran confianza en el Señor. 41Finalmente, después de sus hijos, murió también la madre.
42Con esto terminamos nuestro relato sobre la comida de alimentos impuros y las extraordinarias crueldades que se cometieron.

Nota: La Ley de Moisés prohibía comer carne de animales considerados impùros, entre ellos el cerdo. Era falta grave hacerlo.
COMENTARIO:
1. Es imposible que se puedan soportar los sufrimientos espantosos descritos en este pasaje, sin recibir alguna fuerza especial de Dios. 
El mismo torturador se queda asombrado al presenciar semejantes torturas. 
2. Lo que he resaltado evidencia que ya en el Antiguo Testamento se contaba con la certeza de la resurrección. Pero dicha certeza no es suficiente para soportar tan inimaginables dolores.
  • Otros martirios de indecible tortura
    * Despedazar el cuerpo, atando cuatro caballos, uno en cada brazo y en cada pierna, y hacerlos correr en direcciones opuestas, para desmembrar brutalmente al mártir.
    * Amputar los senos a las mujeres
    * Quemar vivos a los cristianos en el coliseo, o dejarlos a merced de las fieras para que los devoraran.
    * San Lorenzo muere asado en una parrilla
    * Actualmente, especialmente en Siria y África se sigue torturando a los cristianos usando
    --- la crucifixión (como a san Pedro)

    También son conocidas las crucifixiones que se producen en Arabia 
    Saudí    
  • --- y la decapitación (como a san Juan Bautista),
    Mártires coptos de la playa de Libia.
    Los 21 mártires coptos de la playa de Libia daban testimonio de fe con su vida mucho antes de darlo con su sangre siendo decapitados. 
    YO SOSTENGO, DESDE HACE MUCHOS AÑOS, QUE EL ESPÍRITU SANTO INTERVIENE EN ESTOS ÁLGIDOS MOMENTOS, INFUNDIENDO, DE MANERA ESPECIAL, NO SOLO FE Y FORTALEZA, SINO TAMBIÉN ALIVIO CORPORAL Y MENTAL PARA QUE EL MARTIRIO NO RESULTE ESPANTOSO NI DOLOROSO.


  • ME BASO EN ESTA FRASE LLENA DE CONSUELO:
    "Cuando os lleven para ser entregados, no os preocupéis de lo que habéis de hablar, pues en aquella hora se os dará qué habléis, pues no seréis vosotros los que habléis, sino el Espíritu Santo".
    Sí no debemos preocuparnos de lo que vayamos a hablar, TAMPOCO DEBEREMOS PREOCUPARNOS DE LO QUE VAYAMOS A SUFRIR, porque de eso también se ocupará el Espíritu Santo: es por eso que se nota tanta paz y sosiego en las personas que sufrirán o están sufriendo el martirio. Es el Espíritu santo quien se ocupará
    --- de nuestras palabras para que hablar se nos haga fácil,
    --- y de nuestro sufrimiento, para que el mismo no sea espantoso.


    Repasen, por favor,
    --- lo que dijeron y lo que soportaron los siete hermanos macabeos y su madre,
    --- y se convencerán que
    era el Espíritu Santo quien los asistía para hablar y para afrontar el martirio.

    A ESO LO DENOMINO EL DON DE LA ANESTESIA.

    Con muy agradable sorpresa leí lo que dijo el Papa Francisco a un sacerdote amigo, ¡tocando justamente el tema de la asistencia del Espíritu Santo para mitigar el dolor! Le dijo: 
    “El Espíritu Santo te da muchos frutos, pero nunca se habla de que te anestesia.
    Y, 
    a veces, siento que estás anestesiado frente a situaciones que te harían sufrir mucho". (FUENTE: Papa Francisco ha charlado con un sacerdote argentino, Guillermo Marcó, Rel. en Libertad).
    Me encantó que el Papa usara esa palabra: "te anestesia".
    La Anestesia es un importantísimo don del Espíritu Santo.

    Les invito a mirar un hermoso video sobre el Espíritu Santo, donde podrán leer muchas frases profundas, entre ellas, esta
  • "El Espíritu nos libera del miedo e infunde en nosotros fuerza y valentía".
    Quién es y qué hace el Espíritu Santoes.aleteia.org

    Cordiales saludos:
    Dr. Francisco Oliveira y Silva

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