jueves, 14 de mayo de 2020

AMAR COMO UNA MADRE, ES AMAR CON EL AMOR MÁS GRANDE DEL MUNDO



Queridos amigos y lectores:
Ahora soy mamá, pero añoro cada día a la madre que ya no tengo a mi lado
FUENTE:
 
_________________________________________________________________________________
HOY, 15 DE MAYO DE 2020, DÍA DE LA MADRE, TE INVITO A REFLEXIONAR EN LO QUE SIGNIFICA SER UNA MADRE QUE DE VERDAD AMA A SUS HIJOS.
¡Cuántos de nosotros hemos gozado de la dicha de tener una madre activa y cariñosa!
¡Y cuántos, por desgracia, no han tenido esa alegría! Estos, sean varones o mujeres, pueden redimir, es decir, recuperar, la hondura del amor materno, actuando como verdaderas madres cuando tengan hijos. El varón también puede llegar a amar con amor materno, sin omitir su rol de padre.
Dios mismo nos ama con amor de madre, según lo expresa el profeta Isaías:
"Sion ha dicho: `El Señor me ha abandonado, el Señor se ha olvidado de mí´. ¿Puede una madre olvidar a su niñito? Y si existiera una  que se olvidase, yo no te abandonaré jamás. Te llevo tatuada en mi mano". (Isaías 49, 14-16).


Comprobamos cómo Dios, para hablar del más alto sentido de su paternidad, lo hace acudiendo a connotaciones femeninas: "como una madre que jamás abandona a sus hijos".

El varón, según Jung, se convierte en un verdadero hombre, cuando ha llegado a desarrollar en su alma los componentes femeninos en su justa medida, es decir, saber ser padre, pero también ser madre: cuidando, protegiendo, dando ternura y calor en el hogar, siendo presencia.


Por eso les digo hoy, Día de la madre, que toda persona, hombre o mujer, que ama como ama una madre,
ya recupera a la madre que no tuvo y, si la tuvo, la perpetúa en su comportamiento, amando a sus hijos, como la madre los amaba a ellos.

El verdadero amor, sigue actuando sobre la persona amada, ¡aún después de la muerte!


ESPERO MEDITEN PROFUNDAMENTE EN ESTAS VERDADES 

ESPIRITUALES Y PSICOLÓGICAS, PARA VIVIR ESTE DÍA, 
NO COMO UN SIMPLE RECORDATORIO, O UNA FIESTA MÁS, 
SINO COMO UN LLAMADO AL AUTÉNTICO AMOR.
Olegario Víctor Andrade

El consejo maternal

(de Olegario Víctor Andrade)

Ven para acá, me dijo dulcemente
mi madre cierto día,
(aún me parece que escucho en el ambiente
de su voz la celeste melodía).

Ven y dime qué causas tan extrañas
te arrancan esa lágrima, hijo mío,
que cuelga de tus trémulas pestañas
como gota cuajada de rocío.

Tú tienes una pena y me la ocultas:
¿no sabes que la madre más sencilla
sabe leer en el alma de sus hijos,
como tú en la cartilla?

¿Quieres que te adivine lo que sientes?
Ven para acá, pilluelo,
que con un par de besos en la frente
disiparé las nubes de tu cielo.

Yo prorrumpí a llorar. Nada, le dije,
las causa de mis lágrimas ignoro;
pero de vez en cuando se me oprime
el corazón, y ¡lloro!...

Ella inclinó la frente pensativa,
se turbó su pupila,
y enjugando sus ojos y los míos,
me dijo más tranquila:

Llama siempre a tu madre cuando sufras
que vendrá, muerta o viva:
si está en el mundo, a compartir tus penas,
y si no, a consolarte desde arriba.

Y lo hago así, cuando la suerte ruda,
como hoy, perturba de mi hogar la calma:
invoco el nombre de mi madre amada,
¡y entonces siento que se ensancha mi alma!
*
Queridos amigos: 
Les auguro un feliz Día de la madre, celebrándolo con las madres que aún viven, o encarnándolas en la propia vida, si ellas ya han llegado a ocupar su lugar de ángeles en el Cielo, velando sin pausa por sus hijos.

Cordiales saludos:
Dr. Francisco Oliveira y Silva



No hay comentarios:

Publicar un comentario