lunes, 25 de diciembre de 2017

¡HOY ES NAVIDAD1



Queridos amigos y lectores:

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¡ESTA NOCHE TE TENGO EN MIS BRAZOS, DIOS MÍO!

¡HOY ES NAVIDAD!

Más de dos mil millones de personas celebramos hoy la Navidad.

Navidad significa "nacimiento", y celebramos el nacimiento de Dios hecho hombre: el misterio más grande del cristianismo.

¡Dios mismo irrumpiendo en la Historia de la Humanidad, para redimirla de sus pecados!

Algunos piensan que el 25 de diciembre "se conmemora un aniversario más del nacimiento de Jesús": pero no es así. 

Por razones históricas fue imposible registrar aquella fecha radiante.
Y por razones históricas también, se fijó la fecha de la Navidad del Señor.

Lo importante no es la fecha, sino el Acontecimiento: que hoy, en esta Nochebuena, cada corazón creyente tiene la posibilidad de convertirse en la humilde gruta de Belén, para dejar que allí nazca el Niño. 

Para acogerlo como Niño.
Para amarlo como Niño.
Para mimarlo como Niño.

¡Y para tenerlo en los brazos, como a un niño!
Este pensamiento lleno de ternura fue el motivo de inspiración del poeta que creó los versos que van más abajo.

Es un mensaje de amor para el Divino Infante que se hizo hombre, como expresión sublime de su Amor Infinito por nosotros.

Les auguro una Feliz Navidad, es decir, la alegría de poder llegar a sentirlo a Dios dentro del corazón.
 


NAVIDAD
Por: Francisco Luis Bernárdez (poeta argentino)
  
Esta noche te tengo
en mis brazos, Dios mío,

y al estrechar tu cuerpo
pequeño y desvalido,
siento que la mirada
de amor con que te miro
no es de siervo a Señor,
sino de padre a hijo.


Dios mío,
Dios mío,
hoy eres hijo mío.

En el silencio inmenso
de la noche, Dios mío,
me pareces más débil
y hasta más pequeñito;
y en este desamparo
te descubro tan mío
que me quema tu sed
y me hiela tu frío.

Dios mío,
Dios mío,

hoy eres hijo mío.


Al pensar en los años
que te esperan, Dios mío,
con dos leños cruzados
al final del camino,
tengo miedo del tiempo
y quiero interrumpirlo,
con ansia de que seas
eternamente niño.


Dios mío,
Dios mío,
hoy eres hijo mío.

Y te pido que nunca
me abandones, Dios mío;
que renuncies a todo
por quedarte conmigo;
que te tenga en mis brazos
como ahora, dormido,
y que no te despiertes
hasta el fin de los siglos.


Dios mío,
Dios mío,
¡hoy eres hijo mío!




Cordiales saludos: 
Dr. Francisco Oliveira y Silva

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