sábado, 3 de diciembre de 2016

¡ADIÓS, GUERREROS DEL CHAPECOENSE! LLEGUEN HASTA EL CIELO NUESTROS APLAUSOS Y NUESTRAS LÁGRIMAS



Queridos amigos y lectores:
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HOMENAJE FINAL A LOS GUERREROS DEL CLUB CHAPECOENSE

¡Oh, Capitán! ¡Mi Capitán! (en inglés "Oh Captain! My captain!") es un poema de Walt Whitman escrito en homenaje a Abraham Lincoln, presidente de EE.UU., después de su asesinato en 1865.

HOY LO QUIERO RECITAR EN HOMENAJE A LOS GUERREROS DEL CHAPECOENSE, QUE MURIERON EN COMBATE, 
Y HOY REGRESAN, YA MUERTOS, PERO CON LA MISIÓN CUMPLIDA

¡Oh, Capitán, mi Capitán! Nuestro azaroso viaje ha terminado;El barco capeó los temporales, el premio que buscamos se ha ganado;Cerca está el puerto, ya oigo las campanas, todo el mundo se muestra alborozado,la firme quilla siguen con sus ojos, el adusto velero tan audaz.
Pero, ¡Oh, corazón! ¡Corazón! ¡Corazón!
Oh, se derraman gotas rojas
en la cubierta donde yace mi Capitán
caído, frío y muerto.
¡Oh, Capitán! ¡Mi Capitán! Levántate y escucha las campanas;levántate —por ti la enseña ondea— por ti suena el clarín;por ti son las guirnaldas y festones —por ti se apiñan gentes en la orilla;por ti claman, la inquieta masa a ti se vuelve ansiosa.
¡Escucha, Capitán! ¡Querido padre!
Te pongo el brazo bajo la cabeza;
Un sueño debe ser que en la cubierta
hayas caído frío y muerto.
Mi Capitán no contesta, están sus labios pálidos e inertes;Mi padre no es consciente de mi brazo, no tiene pulso ya ni voluntad.El barco sano y salvo ha echado el ancla, el periplo por fin ha concluido;del azaroso viaje, el barco victorioso regresa logrado el objetivo.
¡Exultad, oh, costas!, y ¡sonad, oh, campanas!
Mas yo, con paso fúnebre recorro
la cubierta donde yace mi Capitáncaído, frío y muerto.


No es este el momento para hablar de la muerte, ni de la otra vida.
Es el momento de admirar ESE SENTIMIENTO TAN MARAVILLOSO Y PROFUNDO QUE SUBSISTE EN LOS SERES HUMANOS, Y QUE LE HEMOS DADO EL NOMBRE DE SOLIDARIDAD.

"¡GRACIAS, COLOMBIA! ¡GRACIAS. NACIONAL!", podía leerse en unos de los muchos carteles preparados para recibir, por última vez, a estos atletas en pleno campo de deporte.

Fue para mí emocionante hasta las lágrimas, el poder comprobar en medio de este inmenso duelo, que, a pesar de todos los vendavales, físicos y espirituales, que han azotado, a lo largo de toda su Historia, a nuestra doliente Humanidad, PERSISTE EN ELLA, VIVO E INTACTO, ESE "INSTINTO" DE BRINDAR AMOR Y APOYO INCONDICIONAL A LOS QUE SUFREN.

Jugadores de otros clubes se ofrecieron, sin costo, para el renacer del CHAPE.
Otros brindaron apoyo monetario, ayuda de toda laya. Cada uno puso lo que pudo.

Ese "instinto" tiene un solo nombre: AMOR. 
Y, mientras exista el AMOR en la especie humana, existen para todos nosotros las más radiantes y esplendorosas esperanzas.

Huelga ya, todo otro comentario.

Cordiales saludos:
Dr. Francisco Oliveira y Silva.

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