Queridos amigos y lectores:
Pensar en el ejército chileno, y en Chile, nos remonta a lo sobrenatural.
La devoción a Nuestra Señora del Carmen fulguró no solo en las batallas por la Independencia, sino también en todos los acontecimientos sociales y familiares relacionados con algún evento importante.
La Virgen vive en el alma y en los corazones de millones de chilenos, y en los de sus valientes soldados que han honrado las Glorias del Ejército de Chile.
Por eso dedico hoy este artículo referente a tan maravillosa Nación, donde me cupo vivir dos años, y donde Dios me regaló la mujer con la que formamos nuestro hogar. Nacieron en él seis hijos, impregnados todos ellos de honda espiritualidad; una de ellas, la primogénita, ha sido llamada a la gloria de Dios, justo en el mes de la Independencia de Chile.
A ella le dediqué un libro. Y a ella y a su madre, les dedico hoy este patriótico y espiritual comentario referente a la Presencia de la Virgen María en el glorioso Ejército, y en el corazón de Chile.
Ella protegerá a todos los chilenos de la venenosa ideología de género y sus conocidas depravaciones, haciendo que esa blanca Estrella que fulgura en su inmortal enseña Patria, simbolice siempre la presencia de la Madre de Dios, bien llamada "Estrella de la mañana".
Que Ella implore a Dios para que en Chile se afiancen y preserven siempre los principios cristianos, enalteciendo sus Leyes, su Sociedad, y todos los hogares de sus esforzados habitantes.
BANDERA DE CHILE, QUE HOY 18 DE SEPTIEMBRE CELEBRA
EL DÍA DE SU INDEPENDENCIA
LO SOBRENATURAL EN EL EJÉRCITO CHILENO
Durante el proceso de emancipación nacional, la figura de Nuestra Señora del Carmen fue instaurada históricamente como la «Patrona de Chile». José de San Martín, general del Ejército Libertador, proclamó que la Virgen del Carmen recibía el título de «Patrona del Ejército de los Andes» y Bernardo O'Higgins la denominó como «Patrona y Generala de las Armas Chilenas» en las vísperas de la batalla de Chacabuco.
Estas honras y títulos, digo yo, adjudicados por San Martín y O'Higgins no demeritan el valor, el esfuerzo y el heroísmo de los gloriosos combatientes. Entender esto es más que elemental: agradecer a Dios o a la Virgen ¡no es anular todo lo demás!
Ante el inminente desenlace final de la guerra de independencia tras diversas victorias realistas, cuyas tropas se acercaban a Santiago, se realizan oraciones en la catedral de la ciudad orando por la victoria de las tropas patriotas. Allí, O'Higgins, Director Supremo del país, promete la construcción de un templo en honor a la Virgen en aquel lugar donde se asegure la independencia de Chile:
(Ver Wikipedia: Nuestra Señora del Carmen, Patrona del ejército de Chile).
El segundo gran momento fue durante la Guerra del Pacífico. Este hecho puso a prueba la energía y el patriotismo del pueblo chileno, situación en la que aflora espontáneamente en todos los corazones la invocación a la Madre de Chile.
Terminada la guerra, el 14 de marzo de 1881, el General Manuel Baquedano –interpretando el sentir de todos los chilenos- concurrió ante la imagen del Carmen y colocó su espada victoriosa en sus manos, ante las aclamaciones de una gran multitud. Con este gesto, hizo entrega solemne de su espada de la victoria a la Patrona Jurada del Ejército de Chile.
Estas honras y títulos, digo yo, adjudicados por San Martín y O'Higgins no demeritan el valor, el esfuerzo y el heroísmo de los gloriosos combatientes. Entender esto es más que elemental: agradecer a Dios o a la Virgen ¡no es anular todo lo demás!
Ante el inminente desenlace final de la guerra de independencia tras diversas victorias realistas, cuyas tropas se acercaban a Santiago, se realizan oraciones en la catedral de la ciudad orando por la victoria de las tropas patriotas. Allí, O'Higgins, Director Supremo del país, promete la construcción de un templo en honor a la Virgen en aquel lugar donde se asegure la independencia de Chile:
"En el mismo sitio donde se dé la batalla y se obtenga la victoria, se levantará un Santuario a la Virgen del Carmen, Patrona y Generala de los Ejércitos de Chile, y los cimientos serán colocados por los mismos magistrados que formulen este voto, en el mismo lugar de su misericordia, que será el de su gloria."La victoria patriota en la batalla de Maipú, el 5 de abril de 1818, aseguró la independencia chilena y, cumpliendo con su promesa, O'Higgins ordenó la construcción del Templo Votivo en la actual comuna de Maipú.
(Ver Wikipedia: Nuestra Señora del Carmen, Patrona del ejército de Chile).
El segundo gran momento fue durante la Guerra del Pacífico. Este hecho puso a prueba la energía y el patriotismo del pueblo chileno, situación en la que aflora espontáneamente en todos los corazones la invocación a la Madre de Chile.
Terminada la guerra, el 14 de marzo de 1881, el General Manuel Baquedano –interpretando el sentir de todos los chilenos- concurrió ante la imagen del Carmen y colocó su espada victoriosa en sus manos, ante las aclamaciones de una gran multitud. Con este gesto, hizo entrega solemne de su espada de la victoria a la Patrona Jurada del Ejército de Chile.
(Ver: Blog Virgen del Carmen, Madre, Reina y Patrona de Chile).
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El 20 de julio de 2013 yo puse en mi FB los siguientes comentarios:
Los héroes y próceres chilenos, no dudaron un instante en encomendarse a Nuestra Señora del Carmen para lograr la Independencia de Chile.
Arturo Prat, en una carta a su tía doña Clara Prat expresa, en uno de sus párrafos:"Antes de salir, y a pedido de algunas señoras de Valparaíso, toda la tripulación y los oficiales -incluso yo- recibimos el escapulario del Carmen, en cuya protección confiamos para que nos saque con bien de esta guerra”.
De acuerdo al inventario de los objetos hallados junto a su cadáver en el Huáscar y enviados a su viuda, don Arturo Prat Chacón murió con el escapulario del Carmen y la medalla de la Virgen al cuello.
Del General Manuel Baquedano tenemos otro emotivo testimonio: Según una conversación entre él y el deán de la Catedral de Concepción, después de haber puesto su espada victoriosa en las manos de la imagen de la Virgen Baquedano, cuando el Obispo le felicitó por la victoria, le replicó:
- "No, monseñor, yo no fui quien ganó esa batalla, sino mi señora del Carmen, quien me inspiró súbitamente una acción y un movimiento, que por mí mismo no habría ejecutado".
Basten estas, por ahora, para demostrar que preclaros hombres, inmortales ya por su arrojo y heroísmo, han reconocido la ayuda sobrenatural en el desarrollo exitoso de sus grandes hazañas militares.
Cordiales saludos:
Dr. Francisco Oliveira y Silva
P.D. El lunes 19 de septiembre, a las 10 de la mañana tendrá lugar el ya
famoso desfile militar dedicado a celebrar LAS GLORIAS DEL EJÉRCITO DE CHILE.
LO TRANSMITIRÁ LA TELEVISIÓN NACIONAL DE CHILE.
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