lunes, 27 de agosto de 2018

LA IGLESIA CATÓLICA Y LA PEDOFILIA EN SU CLERO



¿QUÉ HACE LA IGLESIA CATÓLICA PARA RESOLVER EL PROBLEMA DE LA PEDOFILIA EN SU CLERO?
Dr. Francisco Oliveira y Silva

PRIMERA PARTE
Queridos amigos y lectores:

Todo buen tratamiento depende de 
  • Admitir que uno está enfermo: ¡nunca encubrir la enfermedad!
  • Detectar cuáles son las causas de dicha enfermedad.
  • Aplicar el tratamiento adecuado, sin paliativos ni atenuantes.
La Iglesia Católica, por lo tanto, debe:
  • Admitir que en su Clero siempre ha existido, hasta hoy, la Pedofilia.
  • Detectar cuáles son las causas de la Pedofilia en la Iglesia católica.
  • Aplicar el tratamiento adecuado, sin paliativos ni atenuantes.
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ESTE ES EL PADRE MARCEL MACIEL, FUNDADOR DE LOS LEGIONARIOS DE CRISTO.
DURANTE AÑARES ESCONDIÓ SU PEDOFILIA, MINTIÓ Y APARENTÓ SER SANTO. 
FUE CESADO EN EL MINISTERIO POR BENEDICTO XVI EN EL 2006. MURIÓ EN 2008 A LOS 87 AÑOS
OBSERVACIÓN: No puedo garantizar la veracidad de TODO lo que trae este enlace, pero muchos 
de sus datos son verídicos por las correspondientes. pruebas arrimadas.

1. IMPORTANCIA DE TODA DEFINICIÓN

1.1. Toda definición es importante.

Nunca debe iniciarse una discusión, un debate, panel, o intercambio de ideas acerca de un tema, sin dar antes la definición del mismo. Los antiguos filósofos acuñaron el dicho: "Primum defínere" (Primero definir).

Así, por ejemplo, será imposible arribar a alguna conclusión valedera discutiendo sobre democracia, o eutanasia, o amor, o felicidad, etc. sin definir antes esos términos.

En efecto: si, discutiendo sobre eutanasia, 
  • uno entiende darle un veneno a la persona para que muera ya, 
  • y el otro entiende desconectar los aparatos que le mantienen con vida, 
no se pondrán nunca de acuerdo, porque están discutiendo conceptos distintos.
El primero lo considera un crimen, porque lo mata directamente: es un asesinato.
El segundo no lo considera un crimen, porque no lo mata directamente.

Peor aún será condenar y penalizar algún comportamiento indeseable, chocante, dañino, o criminal incluso, si se desconoce la etiología del mismo, es decir, su origen, su causa. Si se trata: 
  • de un comportamiento libremente decidido, 
  • o si es la consecuencia de alguna enfermedad.
  • Si dicha enfermedad es de origen físico, o mental
  • que fue genéticamente heredada,
  • o que fue adquirida por causa de un ambiente social hostil al desarrollo del sujeto 
  • Si se la puede prevenir, o eso es imposible.
  • Si es curable,  
  • Cuál es su tratamiento.
  • O si es incurable
Por no haber respetado estas advertencias que acabo de expresar, han sido severamente culpabilizadas ciertas conductas, como el suicidio o la homosexualidad, por citar solo dos ejemplos.

Del suicidio se pensaba que quien lo cometía era un cobarde y que, rechazando el don de la vida otorgado por Dios, él se ponía por encima de la voluntad divina, y no merecía ni siquiera que se rezara por él, mucho menos, que se celebrara alguna Misa, o que pudiera ser enterrado en el cementerio común. Era sepultado en un campo aparte, reservado para los suicidas.

De la homosexualidad se pensaba que era una conducta depravada propia de quienes, hastiados de tener una vida sexual normal, buscaban la variante de relacionarse con los de su mismo sexo, para probar alguna novedad, algún placer mayor, o simplemente, por curiosidad. Era considerada abominación y, por desgracia, muchos la siguen considerando así.
Para los católicos era un impedimento para formar parte del Reino de Dios.
La sociedad, los condenaba con el desprecio, la marginación y los epítetos más humillantes, tanto para los gays, como para las lesbianas, Cada país tiene sus calificativos folclóricos despectivos.

Cuando la ciencia demostró que ni el suicidio, ni la homosexualidad eran conductas libremente escogidas por la persona, como quien elige un par de calzados, sino que eran trastornos  psicológicos motivados por causas ajenas a la voluntad del suicida o del homosexual, la Iglesia católica despenalizó ambos actos, dejándolos de considerar impedimentos para formar parte del Reino de Dios.

Debo aclarar que el Papa, en cuestiones de ciencia, se encuentra asesorado por eminentes científicos, muchos de ellos Premios Nobel, del campo de la Medicina, de la Genética, de la Física, de la Psiquiatría, de la Ginecología, etc. que forman la así llamada "Pontificia Academia de Ciencias", establecida en 1936 por el papa Pío XI, compuesta por cerca de doscientos científicos. El sitio web oficial:www.pas.va  Con ellos consulta el Papa cuando debe tomar alguna decisión relacionada con temas científicos. Se hizo famosa la expresión del Papa Juan Pablo II dirigiéndose a estos asesores cuando trató el tema de la Teoría de la evolución en 1992: "La Biblia enseña que Dios creó el mundo. A vosotros os toca decir cómo lo hizo"..

Es por eso que, a medida que avanza la Ciencia, la doctrina católica va rectificando también aquellas enseñanzas que se relacionan con dicho campo.
Las actualizaciones se hacen cada 15 o 20 años, y se encuentran estampadas en el "Catecismo de la Iglesia Católica". La última actualización de dicho libro se hizo en octubre de 1992 y está firmada por el Papa Juan Pablo II.
Allí leemos:
-Sobre la homosexualidad: "Un número apreciable de hombres y mujeres presentan tendencias homosexuales instintivas. No eligen su condición homosexual: ésta constituye, para la mayoría de ellos, una auténtica prueba. Deben ser acogidos con respeto, compasión y delicadeza. Se evitará, respecto a ellos, todo signo de discriminación injusta. Estas personas están llamadas a realizar la voluntad de Dios en su vida, y, si son cristianas, a unir al sacrificio de la cruz del Señor las dificultades que puedan encontrar a causa de su condición." (Numeral 2358).Es por eso que el Papa Francisco, cuando un periodista le preguntó si ¿qué pensaba él de los gais?, el Papa le respondió: "Si un gay ama a Dios, y hace obras buenas ¿quién soy yo para juzgarlo?". No dijo más que lo que acabamos de leer en el Catecismo.


-Sobre el suicidio: "Trastornos psíquicos graves, la angustia o el temor grave de la prueba, del sufrimiento o de la tortura, pueden disminuir la responsabilidad del suicida. La Iglesia ora por las personas que han atentado contra su vida." (Numerales: 2282-2283)

1.2. ¿Qué es la Pedofilia?

Definición: La pedofilia, del griego "paidós" (niño), y "filía" (amor), es todo tipo de relación sexual entre un adulto y un niño, sea de sexo masculino, o de sexo femenino. 
Algunos hacen la siguiente distinción: 
  • si es del mismo sexo, le llaman pederastia; 
  • si es del otro sexo, pedofilia; 
  • y si es adolescente, efebofilia. 
Otros sostienen que 
  • la pedofilia es solamente la atracción, mientras que 
  • la pederastia es la pasión ardiente que conlleva actos sexuales o violación.
No es de mi interés hacer estas distinciones aquí, ya que, en cualquiera de los casos, ese tipo de comportamiento sexual es un TRASTORNO MENTAL, porque causa daño en el desarrollo psicológico, social y sexual de la víctima, y pertenece al grupo de las PERVERSIONES SEXUALES.

Este trastorno es tan viejo como el mundo, si bien en nuestro tiempo, con la difusión del Internet y de la TV basura, van en preocupante aumento los casos de agresiones sexuales y abuso de menores.

Si bien existen muchos más casos de pedofilia en  otras religiones y en ciudadanos comunes, que en la Iglesia católica, debemos recordar que los clérigos católicos han asumido libremente la realización del voto de Castidad, por el cual se comprometieron a renunciar, de por vida, a toda manifestación o experiencia sexual. ¡Ese es el detalle! 

Pero el porcentaje no debe tranquilizarnos. Según el investigador evangélico  Philip Jenkins, porfesor de Historia de las religiones en la Universidad de Pensilvania, en su libro "Pedofilia en la Iglesia", demuestra que existe solo un 0,2% de curas católicos que cometen pedofilia. Ese dato, si bien nos sirve para frenar la tendencia de los medios a generalizar esta cuestión y expresar desprecio diciendo "Iglesia pedófila", no nos exime del deber de investigar las causas y buscar soluciones a tan grave problema. 

Casi todas las personas sienten un profundo rechazo hacia quienes incurren en la Pedofilia, llegando, algunas de ellas, a pedir castigos extremos para el pedófilo, como la pena de muerte, la prisión perpetua o la castración química.
En efecto: nos resulta inconcebible: 
  • que un adulto normal pueda sentir atracción sexual por un menor de edad, sea este niño o niña, llegando a acariciarle, besarle, tocarle en sus partes íntimas, solicitarle sexo oral o, finalmente, violarle anal o vaginalmente.
  • que dicho adulto desconozca que su conducta es criminal y que daña gravemente a su víctima la cual, más adelante, desarrollará agudos cuadros depresivos o de angustia tan graves que pueden llevarlo al suicidio.
  • que las leyes sean tan benévolas para con estos criminales, dándole apenas pequeñas condenas, o multas, o simples advertencias y cambio de puesto de trabajo..
  • Y, lo que es peor: ¡que ya existen países donde se ha legalizado la Pedofilia, y otros en los cuales se está estudiando dicha posibilidad, considerada, absurdamente, como "otra forma diversa" de la expresión de amor, según la ideología de Género cuyos fervientes defensores acusan, como es su costumbre, a "la sociedad represora y troglodita, ¡que impide al adulto amar al niño, y al niño amar al adulto"!
  • Bajo semejante paraguas se podrán legalizar todos los crímenes.
2. CAUSAS DE LA PEDOFILIA
  
No es mi propósito, ni puede serlo, exponer aquí todo lo que traen los Manuales de Psiquiatría acerca de la Pedofilia. 
Me limitaré a señalar solamente algunos datos relativos a esta tendencia sexual tan repudiada, como incomprensible.

La Pedofilia, o satisfacción del placer sexual con niños es una parafilia, es decir un Trastorno afectivo, consistente en emplear medios no adecuados para experimentar el desahogo erótico o sexual. Esta tendencia no depende de la libre voluntad del paciente.
Los pedófilos buscan actividades que les permitan estar en contacto con niños, para tener más a su alcance el medio para relacionarse con ellos. 
  • Algunos se sienten culpables por este comportamiento, y luchan por superar esta tendencia. Se los denomina "egodistónicos". 
  • mientras que otros lo consideran normal y muy satisfactorio. Se los conoce como "egosintónicos".
Los primeros buscan ayuda y pueden liberarse de este trastorno. 
Los segundos, no, porque no buscan ayuda.

Entre las causas más frecuentes de esta tendencia sexual podemos citar 
  • la soledad, 
  • la falta de cariño 
  • la depresión 
  • el estrés 
  • la angustia, 
  • la tristeza insuperable, 
  • la falta de sentido de la propia vida
  • la ausencia del padre, o su desamor
  • la falta de recursos de contención en los momentos difíciles
  • el sentimiento de abandono, la carencia de apoyo
  • el aislamiento
  • la imposibilidad de realizar el proceso para llegar a vivir un amor maduro.
Todos los seres humanos atravesamos por algunas de las citadas situaciones. Pero no todos pueden afrontarlas, asumirlas y darles una solución adecuada. 
Entonces aparece el atajo, o camino más breve, de la parafilia, porque los niños son, obviamente, presas fáciles para estos encuentros eróticos, mientras que será mucho más difícil lograr esa posibilidad con un adulto. 

Mediante estas manifestaciones y contactos, sean verbales, o corporales, caricias, tocamiento de partes íntimas, relación sexual, consentida o no, sexo oral, masturbación o, incluso, violación criminal, el pedófilo se libera momentáneamente, como ocurre con las drogas, de su vacío interior, y de su desesperación por la falta de sentido de su vida.

Muchos de los pedófilos han sufrido también, en su infancia, la brutal violación sexual por parte de un adulto que cometió ese crimen en beneficio personal.

Se puede afirmar que la inmensa mayoría de los abusadores sexuales han sido, a su vez, abusados sexualmente durante su infancia. Y su conducta es motivada por el deseo inconsciente de venganza, ocupando ahora ellos el lugar del adulto que les hizo tanto daño.

3. LA PRIVACIÓN SEXUAL ¿ES CAUSA DE LA PEDOFILIA?

La persona afectada por la tendencia a la pedofilia, cuando no puede formar pareja, ya sea por propia incapacidad, o por la renuncia voluntaria a formarla, como es el caso de los sacerdotes, religiosas, y ministros de otras religiones que también son célibes, esa privación sexual aumenta la tendencia pedofílica, pero no es la causa.

En efecto: cuando la formación psicológica fue suficiente como para preparar al candidato a la renuncia sexual, presentándole otros caminos marcadamente eficaces para realizar dicha renuncia, el sacerdote o la monja no incurren en pedofilia, ni en conductas sexuales de ningún tipo.

4. EL TRATAMIENTO ADECUADO

El medio más seguro para evitar caer en la pedofilia es el de prevenirla.
La manera más eficaz de prevenirla es creando una atmósfera favorable en una familia normal, bien integrada, en la cual no se presenten los inconvenientes señalados entre las causas de este trastorno.

En cuanto a los candidatos a la vida religiosa es absolutamente indispensable que en las casas de formación se les imparta una profunda preparación afectiva que les permitar madurar emocionalmente, disponerse libremente para la renuncia sexual, y contar con los recursos necesarios como para afrontar las exigencias de una vida célibe, es decir, sin pareja sexual

NO DEBEMOS DESCARTAR LA EXISTENCIA DE INFILTRADOS EN EL CLERO, ES DECIR, DE PERSONAS QUE DELIBERADAMENTE INGRESAN EN LA VIDA RELIGIOSA PARA ATACARLA LUEGO DESDE DENTRO.

En mi libro "Lo que no dice la Biblia" (págs. 376 a 384) señalo cómo debe llevarse a cabo dicha formación, lo cual no transcribo aquí, para no extenderme demasiado.

Otro escrito mío titulado "El amor virginal" toca muy profundamente el tema de la castidad en la vida religiosa, el cual  lo entrego a sacerdotes y monjas que acuden a mi consultorio para tratar este problema.
Pero debo recordar que la inmensa mayoría del Clero católico vive adecuadamente su voto de castidad.

Observación:
Mañana enviaré la segunda parte de este artículo: 
  • El  Nº 5: LO QUE HA HECHO LA IGLESIA PARA ENFRENTAR LA PEDOFILIA, Y
  • EL Nº 6: CONCLUSIONES
Cordiales saludos:
Dr. Francisco Oliveira y Silva

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