miércoles, 21 de junio de 2017

RUBÉN RODRÍGUEZ VA A LO QUE NO SABE



Queridos amigos y lectores:

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(LA NACION)


---Para ser administrador de una empresa, se requiere experiencia previa: conocimientos de Administración.
---Para ser chef de un hotel, se requiere experiencia previa: conocimientos del arte culinario. 
---Para ser piloto de un avión de pasajeros, se requiere experiencia previa: saber manejar aviones.

---Para ser Gobernador de un Departamento, se requiere experiencia previa, es decir, conocimientos sobre Administración de fondos del Estado, Ejecución presupuestaria, y de la situación política y económica del Departamento que se pretende gobernar.

Rubén Rodríguez carece de todas esas experiencias. Lo dijo él mismo: "El animador y conductor reconoció que no tiene experiencia política aunque señaló que a partir de hoy iniciará una especie de entrenamiento con Darío Filártiga, asesor político del presidente". (Última Hora 231 de junio 2017). 

¿Cuándo una empresa admitirá como administrador, a una persona que siempre ha sido solamente locutor de radio, y que empezará una especie de entrenamiento? ¡Jamás!

Entonces meterse a Gobernador de un Departamento, constituye un atropello a la cosa pública, y un grave riesgo para la ciudadanía. 

El atropello que consumará Rubén Rodríguez, en caso de que resulte electo Gobernador de Central, como lo desea su mentor Horacio Cartes, consistirá en "ir aprendiendo el oficio", a costa del dinero público, es decir, el de nuestros impuestos que, con sacrificios extremos, los pagamos al Estado, para que nos lo retribuya en obras, no en "experimentos de aprendices". 

Eso mismo fue lo que hizo el locutor y presentador Mario Ferreiro, sin experiencia alguna en Administración de la Municipalidad, que está dejando en ruinas la ciudad. 

No se debe jugar con el dinero del pueblo. 

No digo que un político lo va a hacer mejor, no. Entre ellos hay también muchos que no realizan obras, no porque les falte experiencia, sino porque les sobra deshonestidad y roban el dinero que debió invertirse en bien de todos, no de su propio bolsillo. 

Para ocupar con solvencia un cargo importante, se requieren dos condiciones: 
  • habilidad y 
  • honestidad. 
Tal vez Rubén Rodríguez tenga honestidad, pero carece de habilidad. 
Y eso no se debe aprender a costa del patrimonio público.

La falta de habilidad de Rubén Rodríguez ya se puso de manifiesto hace pocas horas cuando él, muy suelto de cuerpo, habló del dinero que Cartes le pagará en caso de que resulte electo: 20 mil dólares mensuales por cinco años, aparte de su sueldo como Gobernador. 
Pero Rubén Rodríguez ¡desconocía la ley que prohibe aceptar tales dádivas!

"Al respecto, el abogado José Casañas Levi dijo que esto podría constituir un delito en caso de que ocurra. “Las manifestaciones de él sobre cómo se va a mantener, seguro las hizo de buena fe, pero sin asesoramiento. Lo que él plantea es totalmente ilegal. Ninguna persona que trabaja para el Estado puede recibir dinero alguno, ni siquiera ofertas, de otra persona que no sea el Estado”, explicó el asesor jurídico del Senado. Al decirlo, no lo pensó, o no lo sabía. Si un funcionario hace eso comete un delito. Los dos: el que recibe y el que da. El que da comete soborno y el que recibe, cohecho pasivo”, agregó." (ABC-Color 21 de junio 2017).

Llenarnos de gente de la farándula en cargos públicos, como está ocurriendo ahora, equivale a llenarnos de corruptos.
  • Los corruptos nos dañan por DEHONESTOS.
  • Los faranduleros nos dañan por INHÁBILES.
¡Pero siempre el pueblo pagará los platos rotos!

Cordiales saludos:
Dr. Francisco Oliveira y Silva

2 comentarios:

  1. Excelente síntesis. Al escuchar el audio sólo pensé una cosa...cómo es que la ciudadanía no reacciona en forma colectiva frente a este descaro y desfachatez? Todavía me lo estoy preguntando.

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  2. Michele: Paraguay es ahora como una barco tomado por piratas a cuyas órdenes debemos someternos. No podemos hacer nada, por ahora, para cambiar las ilegales "reglas de juego" que los piratas imponen violando, sin contemplaciones, la Constitución y las leyes.
    La última carta pacífica que nos queda es la de las urnas: no votar por estos aventureros.
    Si, a pesar de todo, se llegan a empotrar en el poder, la ciudadanía enfurecida se volcará a las calles, como ocurrió con lo de la "enmienda", y entonces sí podremos revertir la situación: "El Pueblo unido, jamás será vencido".

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