jueves, 12 de marzo de 2015

UNA CARTA PARA HORACIO CARTES



Queridos amigos y lectores:




Hay nubarrones en el horizonte de la Patria.
Están sucediendo cosas muy extrañas y peligrosas en nuestro amado país.

Pensando en qué puedo aportar yo de positivo, como ciudadano, ante esta situación, surgió en mí  la idea de escribir una carta, la cual me brotó en el alma: esta vez para el Presidente de la República Horacio Cartes, exalumno mío del Colegio Goethe.
Sé que no es fácil acceder a su correo, pero estoy seguro de que alguno de ustedes, excompañeros de curso o amigos, me ayudarán a que este escrito llegue a sus manos.

Mi única finalidad es manifestarle lo que, como educador, necesito decirle ante la delicada situación que se cierne sobre nuestro país.


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Horacio con su padre.


Querido exalumno Horacio:

Soy Francisco Oliveira y Silva. Fui tu profesor de Psicología y Literatura en el colegio Goethe.

Te recuerdo como un adolescente más bien taciturno, pensativo y buen compañero.
Nunca hemos conversado sobre algún tema en especial, pero sé que seguías con interés mis clases.
Estudiabas mis materias, y te consideraba un buen alumno.

Recuerdo que siempre solía aconsejarles estudiar mucho, y dedicarse  con responsabilidad al cumplimiento de sus deberes, porque "entre ustedes -les decía- se encuentran los futuros Ministros, los Legisladores y las autoridades del Paraguay, y hasta algún presidente de la república". 
Y eso ocurrió.

Del estudiantado del colegio Goethe han salido Ministros de la talla de Germán Rojas, y otras autoridades de nuestro país. Ese amado Colegio ha sido siempre un semillero de notables personalidades.
Y a vos te tocó ser el Presidente de la República.

Esos pronósticos no eran profecías, sino deducciones del sentido común, porque era lógico suponer que los mejores estudiantes llegarían a ser personalidades importantes en nuestra sociedad. 


Fue muy grande mi alegría cuando fuiste electo Presidente.

Me encantó tu discurso inaugural, porque en él mencionabas muchos proyectos indispensables para forjar la Patria Nueva con la que todos seguimos soñando, ya libre de las cadenas opresoras de la injusticia y de la pobreza, implacables látigos que la humillan y mancillan su dignidad y su resplandor de Patria libre y soberana.  

 
Me emocioné cuando comenzaste a hablar invocando a Dios y a la Virgen de Caacupe, expresando tu dolor por la pobreza que tortura a tantos compatriotas, y tu decisión de propulsar el imperio de la justicia, y de los derechos a la educación, a la salud, a la seguridad, y al trabajo digno, anunciando tu firme decisión de no dejar que los marginales te marquen la hoja de ruta.
Muchos mandatarios dicen eso mismo en sus discursos, pero el énfasis expresivo que vos ponías en cada una de tus palabras, denotaba mucha sinceridad y la decisión innegociable de llevar a feliz término cada uno de esos propósitos, enriquecidos por la virtud del patriotismo que en ellos palpitaba.
 
Poco después declaraste: “No voy a desaprovechar esta gran oportunidad de progreso que tiene el país, quiero ser un Carlos Antonio López”.  

Y también: “Quiero paraguayos con becas, quiero la vuelta de los ferrocarriles, quiero que vuelva la honorabilidad, quiero que el patriotismo vuelva a sentirse en el corazón de los paraguayos, tengo la certeza de que se puede”.
¡Todo un proyecto de vida!¡Todo un Programa de Gobierno!
 


Pero, desgraciadamente,  las esperanzas que empezaron a brotar  en nuestros corazones ante tan promisorios horizontes de un Paraguay soñado, se han ido diluyendo paulatinamente con el correr del tiempo, como si alguna fuerza desconocida y contraria a tu voluntad, estuviera poniendo frenos a tus altos propósitos patrióticos.

¿Qué está pasando, Horacio?
Solo vos podés responder, objetiva y honestamente, a esta pregunta.


No estoy seguro de que mis palabras hoy tengan para vos la misma importancia que tuvieron en tus años de estudiante del colegio Goethe. La vida nos va cambiando, y no pocas veces las personas cambian su filosofía y hasta sus valores.
Pero necesitaba escribirte esta carta.

Te soy sincero: en ningún momento pensé que podrías desilusionarnos como Mandatario.


Sin embargo la desilución se hizo presente: comenzó a surgir el desaliento en millares de compatriotas que te hemos dado sin vacilar nuestro voto en las urnas, convencidos de que, por fin, surgía un paraguayo con valentía y fe en la Patria, decidido a imprimir ese Nuevo Rumbo al Paraguay. 


Todos sabemos, inclusive vos mismo, que todavía no se logró casi nada de cuanto esperábamos alcanzar de tu desempeño como Presidente de la República.
 
Siguen rondando aterradores los fantasmas de la inseguridad,
especialmente en el Norte, con sus secuelas de sangre y luto, el hambre y la pobreza; y nos aprietan el alma los tentáculos enormes de la corrupción inveterada, el decadente sistema de salud, y la ya casi inexistente educación paraguaya, ubicada hoy en su peor nivel, por citar solo algunos aspectos de nuestra sombría realidad.

Todo eso habla a las claras de que aún no estamos encontrando el rumbo como Nación: menos aún, el Nuevo Rumbo que nos prometiste.


Te quedan aún tres años de Gobierno. Todavía hay tiempo para generar esperanza, y para hacer florecer la posibilidad de volver a soñar con ese porvenir venturoso que nos merecemos los paraguayos.

Crece también mi fervoroso anhelo de que puedas dar ese golpe de timón, que te permita alcanzar los objetivos que te propusiste cuando el Pueblo te entregó el bastón presidencial.

 
Hago mías las palabras de tu mensaje del 16 de junio de 2013, Día del padre, a todos los padres del Paraguay. Dijiste: 

"Los padres trazan el Nuevo Rumbo del Paraguay. Como padre de tres hijos, pido a Dios que nos dé la sabiduría a cada uno, para seguir sembrando en nuestros hijos lo mejor que queremos para el país".

Espero que vos, como padre de tantos compatriotas huérfanos ya de alegría, y carentes de todo, puedas lograr un feliz amanecer de prosperidad para todos ellos, brindándoles la oportunidad de imprimir de verdad un nuevo rumbo en sus vidas.

Y que podamos verte, emocionados, cómo levantas  nuestra sagrada enseña tricolor, hasta el sitial que le corresponde en el concierto de las Naciones.

Te mando un fuerte abrazo:

Prof. Francisco Oliveira y Silva.

 
 

11 comentarios:

  1. "Los padres trazan el Nuevo Rumbo del Paraguay. Como padre de tres hijos, pido a Dios que nos dé la sabiduría a cada uno, para seguir sembrando en nuestros hijos lo mejor que queremos para el país". HC

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    1. Victor: espero que esas palabras que Cartes las refiere a sus hijos, las aplique a los paraguayos más carenciados, y a todos los ciudadanos que necesitamos el cumplimiento de las promesas que nos hizo al comienzo de su mandato.

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  2. desde todo punto de vista es saludable que un profesor se dirija a su ex-alumno para tratar de ayudarlo en sus importantes funciones....

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    1. rodrigo: espero que Horacio permita que se le ayude en su toma de decisiones, las cuales nos afectan a todos los paraguayos.

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  3. Prof Francisco. espero lea el Sr presidente lo escrito puño a puño dictado y con dolor desde tu corazo.
    privilegiado el Sr presidente por tener un profesor de buen corazon al recordarlo. .is respetoo y saludos

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    1. Yo también espero lo mismo.
      Gracias por tu aprecio hacia mi persona.

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  4. Su discurso fue bueno porque pensaba que no era un político de base. No se si nos mintió o su medio ambiente lo estiró hacia abajo y ahora está convertido en un seccionalero cualquiera, arrastrando a los empleados públicos a sus actos de carácter sectorial dentro del partido colorado. Aquí hay una falta grave, pues el NOS REPRESENTA A TODOS LOS PARAGUAYOS y no solo a los colorados y fue votado para GOBERNAR AL PAIS y le está prohibido dedicarse a otra cosa que no sea la docencia.

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  5. Julio:
    Solo Cartes, con una mano sobre el corazón, puede responder a tus interrogantes.
    Todo lo que podamos decir nosotros, serán simples suposiciones.
    Es una pena.
    Parecía que este hombre iba a ser muy diferente a los demás, pero no fue así.
    Nos quedan tres años para esperar y ver si algo cambia, o si empeora la situación.

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  6. Excelente y muy certera la comunicación apreciado Prof. Es muy digno y oportuno el mensaje de su parte... Solo con ánimos de que nuestro amado Paraguay sea realmente respetado, creo que si la convicción verdadera existe o existió en nuestro Sr. Presidente, el no podría sólo. La política exterior, más los políticos interiores son nuestro principal enemigo.

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    1. Coincido contigo.
      Por eso he escrito "tan promisorios horizontes de un Paraguay soñado, se han ido diluyendo paulatinamente con el correr del tiempo, COMO SI ALGUNA FUERZA DESCONOCIDA Y CONTRARIA A TU VOLUNTAD, estuviera poniendo frenos a tus altos propósitos patrióticos".
      Son tres los poderes que gobiernan el país. Y en el Legislativo es donde, con mayor frecuencia se reúnen antipatriotas ladrones y sinvergüenzas que solo buscan el lucro personaly los autoaumentos siderales, poniendo así esos inesperados frenos a la gestión del Ejecutivo. Tener un Congreso formado po esta lacra humana es perjudicial a la República.

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  7. Así es Prof. Francisco, el Poder Judicial deja mucho que desear, la justicia ya hace tiempo esta corrompida y la diferencia social cada vez es más grande. Lo peor de esto es que aparte de territorio hasta nuestro idioma estamos perdiendo en las fronteras.
    El país es el más rico en potencial energético y no lo aprovechamos por falta de oportunidades a nuestros jóvenes, se sigue matando a la educación, ... Un pueblo educado al menos reconocería y procuraria aprovechar todos los recursos que dispone. Entonces a quien conviene todo esto, que podemos hacer en forma directa como pueblo y en que se convierten nuestros líderes.

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