viernes, 26 de octubre de 2012

DISCRIMINAMOS A LOS GAYS VIOLENTOS, NO A LOS PACÍFICOS



Queridos amigos:


Les acerco este artículo referente a una polémica desatada por el comentario de una periodista de Red Guaraní, sobre los nuevos emoticonos gays que acaban de aparecer.
Estos enfrentamientos verbales entre los que defendemos la familia y los que pretenden destruirla, no terminarán jamás, porque los del colectivo gay, en lugar de razonar serenamente esgrimiendo argumentos atendibles, se descargan con ofensas y términos insultantes, a veces chabacanos u obscenos. Han tomado ya esa costumbre. Lo mismo ocurre con quienes defienden la fracasada Ideología de Género.

Dicha conducta hace que, en lugar de ganar adeptos a su causa, se ganen mayor antipatía de la sociedad, capaz de tolerar todas las ideas, pero no de aceptar todas las conductas.

Una cosa es no discriminar a nadie por sus tendencias sexuales.
Y otra, muy diferente, es dejar de discriminar a los violentos que atacan nuestros valores: allí discriminamos su conducta antisocial agresiva, no su tendencia sexual.

Cordiales saludos:
Dr. Francisco Oliveira y Silva.

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2 comentarios:

  1. Me parece acertada esta diferenciación entre gays violentos y pacíficos. Porque están también los que malentienden la posición cristiana y rechazan a todo tipo y faceta de homosexualidad.
    Mi experiencia en la vida me enseñó que hay personas que nacen con la tendencia homosexual, y se dá en distintos grados. Y que la fijación del comportamiento homosexual puede ser educado en relación inversa a esta tendencia innata.

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    1. Anónimo: Agradezco el comentario,y lo subrayo diciendo que discriminamos, como lo hace la ley, la violencia, no la tendencia homosexual.
      Los violentos, como ciertas barras bravas, se aprovechan de cualquier oportunidad para agredir, destrozar, desahogar sus impulsos delictivos.
      Existen barras bravas también en ciertas ideologías, como en la Ideología de Género, que da origen al activismo gay o radicalismo feminista. Eso, no lo vamos a permitir bajo la supuesta "tolerancia" que ellos piden.
      Pero pretender oponerse a la aceptación de la tendencia homosexual invocando la moral cristiana es otro error: primero, porque la tendencia no depende de quien la tiene; y segundo, porque la misma Iglesia católica, en su Catecismo, en el artículo 2358, dice: "Un número considerable de hombres y mujeres presentan tendencias homosexuales instintivas. No eligen su condición homosexual." Y más adelante: "Se evitará, respecto a ellos, todo signo de discriminación injusta".
      Cuando los discriminamos por su violencia, esa discriminación es legal, y por lo tanto, justa.

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